Tristes
Publio Ovidio Nasón
Notas a las Tristes (Tristia en latín) de Ovidio.
Tristes
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Notas
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Notas al libro primero
1 Verso. Wber. – Ovidio compuso el primer libro de Las Tristes durante su penosa travesía en dirección a Tomos, entre los años 762 Y 763 de la fundación de Roma, época en la cual había cumplido cincuenta y dos de edad. La palabra liber no se aplica al conjunto de elegías a las que dio oportuno título la tristeza que abatía su ánimo, sino al primer fascículo de las mismas, enviadas a la patria antes de haber llegado su autor a la tierra donde se le confinaba, como si le faltase el tiempo para descargarse de su culpa, recomendarse a los lectores y lisonjear a Augusto a fin de obtener el indulto o un castigo menos riguroso. Liber se llamó en la antigüedad a la delgada envoltura del papiro egipcio que se utilizaba para escribir en láminas pegadas las unas con las otras y arrolladas en una varilla cilíndrica, cuyas extremidades se conocían por el nombre de cuernos.
1V. 5. Vwcinia. -El jacinto del que se extraía un jugo purpúreo.
V. 7. Afinio. – Color carmíneo con que se trazaban las letras del título.
V. 7. Cedro. – Con aceite de cedro se frotaban las membranas del libro para preservarlo de la destrucción. Así, la frase de Horacio carmina linenda cedro equivale a versos que habían de conquistar la inmortalidad.
V. 8. Candida… cornua. – Los extremos de la varilla cuando eran de marfil, color que en modo alguno convenía a un libro de lamentaciones, llamados umbilicí cuando el manuscrito se arrollaba.
V. 8. Fronte. – Los antiguos escribían, como los modernos, sus cuartillas sólo por una cara.
V. 11. Pumice. – Cuando el pergamino substituyó con ventaja al papiro, se frotaba la superficie con la piedra pómez para raerle sus pequeños pelos.
V. 23. Mea crimina. – Fueron dos, según confesión propia, carmen et error, o sea su Arte de amar, que sirvió de tardío pretexto a la condenación como corruptor de las costumbres, y un error personal que califica en otros lugares de distinto modo, pero sin reconocer nunca que constituyese delito, bien que parezca verosímil que tocase de cerca a la persona del emperador y se le considerase por ello como reo de lesa majestad. En los días del poeta fue un secreto a voces, en que tuvo más parte la garrulería de la lengua que la maldad; en los tiempos posteriores se convirtió en un enigma indescifrable, y cada conjetura nueva aportada para descorrer el velo del misterio vino a aumentar la confusión de los eruditos. Mas si el interesado no quiso o no se atrevió, temeroso de las consecuencias, a confesar de plano, no es cosa de perder el seso por averiguar lo que él llamaba su falta, su imprudencia o ceguedad, y que sus enemigos calificarían seguramente de delito vergonzoso y abominable. Con razón dice en el verso 22: Ne quae opus non est forte loquare.
V. 47. Maeoniden. – Homero, natural de Meonia.
V. 79. Phaeton. – La audacia y la muerte de Faetón, hijo de Helios y Clímene, son harto conocidas para que insistamos en ellas.
V. 88. Capharea. – Promontorio de Eubea, rodeado de escollos, donde Nauplio, rey de la isla, encendió por la noche una hoguera que sirviese como engañoso faro para sorprender la flota griega, acometida de violenta tempestad, y vengar con su destrucción la muerte de su hijo Palamedes.
V. 1OO. Achilleo more – La lanza de Aquiles sanó con su herrumbre la herida gravísima inferida a Telefo, rey de Misia.
V. 114. Oedipodas… Telegonosque. – Compara sus libros, causantes, por lo menos en parte, del destierro a que se ve condenado, con el protagonista de la tragedia de Sófocles, que mató a su padre Layo sin conocerlo, y con el fruto de los amores de Circe y Ulises, el joven Telegón, que forzado por el hambre devastó los campos de Itaca y atravesó a su padre con un venablo, y como Edipo con Jocasta, se casó después con la viuda Penélope, a pesar de la diferencia de años.
II
V. 29. Sicca… ab Arcto. – Para los habitantes del hemisferio septentrional nunca desaparece la Osa del horizonte, nunca la ven descender hacia las aguas del Océano; de ahí el llamarla Sicca, si ya no le da este calificativo por la sequedad que producen las ráfagas del Bóreas cuando soplan con inusitada violencia.
V.50. Posterior nono. – Una superstición, muy extendida, atribuía a la décima ola efectos más desastrosos que a las anteriores; así que fluctus decumanus venía a significar algo tan terrible, que el autor no se atreve a mentarlo directamente, y se vale de la perífrasis posterior nono undecimoque prior, frase esta última innecesaria por redundante, pues claro que la décima ola antecedía a la undécima. Por lo demás, el autor describe la primera tempestad que le sorprendió en el Adriático con el brillante colorido que el fenómeno reclamaba.
V. 79. Alexandri. – La ciudad de Alejandría gozaba ama de ser un centro de placeres tan incitantes como peligrosos.
V. 82. Sarmatis. – La Sarmatia, situada al norte del Ponto Euxino, y dividida por el Tanais o Don, en parte asiática y parte europea.
V.83. Laevifera littora Ponti – La ciudad de Tomos, asentada al occidente del Ponto, o sea en la ribera izquierda de costas escarpadas e innumerables escollos; por lo que se le llamó Axenus, inhospitalario, y más tarde, por eufemismo, Euxinus, hospitalario, a fin de templar el horror que su nombre y sus riesgos infundían.
V.85. Nescio quo. – Nos es desconocida la posiL ción que ocupaba Tomos, y los esfuerzos de los eruditos por precisarla, como las noticias sobre el descubrimiento de la sepultura del vate, se reducen a conjeturas más o menos verosímiles, en las que no puede basarse ninguna afirmación categórica. El poeta ignoraba adónde le llevaban; nosotros ignoramos el lugar en que pasó sus últimos años; y sin sus elegías, tal vez no supiéramos que Tomos había existido.
III
V. 1. Illius… noctis. – Difícil es precisar la noche de los obligados preparativos del viaje que Ovidio había de emprender a la mañana siguiente; pero algunos la fijaron en la del día 8 de los Idus de noviembre del 762.
V. 16. Unus et alter. – En los críticos y amargos momentos de la partida, la mayor parte de sus amigos se dispersaron como banda de pájaros espantados y huyeron de aquella casa sobre la que había caído el rayo de la cólera imperial, y sólo uno que otro, sobreponiéndose al temor, le acreditaron los quilates de su amistad, confortándole y dejándole entrever la esperanza de que su pena fuese conmu tada por otra más llevadera.
V. 19. Nata. – Séneca menciona a Fido Cornelio, como yerno de Nasón, y parece indudable que se refiere a nuestro poeta.
V. 26. Haec facies Trojae. – Sí, es lícito comparar las cosas grandes con las pequeñas; mas no admisible a exageración del sentimiento que descubre su falsedad, y en vez de conmover, deja una fría indiferencia en el espíritu del lector: tal sucede con este rapto de fantasía, impropio del abatimiento que sin duda dominaba a la víctima en la postrera noche de su estancia en Roma.
V. 30. Functa. – No se ha de entender que estuviese junta, sino próxima al Capitolio.
V. 48. Parrhasis Arctos. – La Osa de Parrasia, ciudad de Arcadia donde nació la hermosa Calixto, amada de Jove, y colocada entre las constelaciones del polo Norte.
V. 66. Thesea Pectora. – Proverbial es la amistad recíproca de Piritoo y Teseo, héroe legendario y semidivino que emuló los trabajos de Hércules, ayudó a su amigo en el combate que sostuvo con los Centauros, y descendió con él a los infiernos para arrebatar a Perséfone, tentativa pagada con duro cautiverio. Murió traidoramente a manos de
Licomedes.
V. 75. Sic Metius doluit. – Lemaire, siguiendo una lección antigua bastante generalizada, trae Priamus por Metius; pero la inteligencia del pasaje resulta tan difícil y enrevesada, que no es posible aceptarla sin escrúpulos. También D. Ignacio Suárez de Figueroa, comentador castellano de Las Tristes y Las Pónticas, se inclina a la lección casi general de Príamus, en vez de Metius, y traslada el dístico de modo tan ambiguo, que aún acertamos menos a penetrar su sentido. He aquí sus palabras: «Así se dolió Príamo entonces cuando, vuelto a cosas contrarias, el caballo de la traición tuvo vengadores.» Dos manuscritos substituyen Priamus por Metius, y solucionan la dificultad. Efectivamente: Metio Sufetio, caudillo de Alba, fue descuartizado por la traición hecha a los Romanos, sus aliados, en una batalla contra los de Fidenas; y el poeta compara su dolor, al arrancarse a la presencia de tantos seres queridos, con el que debió sentir este malaventurado en el atroz suplicio que puso fin a su vida y sus traiciones.
V. 88. Utilitate. – Le convenía que su esposa permaneciese en Roma para avivar el celo de los amigos y trabajar sin descanso por la remisión o conmutación de la condena que se aprestaba a cumplir con tan poca entereza.
IV
V. 1. Tingitur. – La cuarta elegía viene impresa en muchas ediciones unida a la anterior, a pesar de que los manuscritos la ofrecen por separado. Burmann afirma que la tempestad en ella descrita es la primera arrostrada por Ovidio, lo cual no se compagina bien con la afirmación de éste, que dice haber estallado en el Jonio, cuando la que refiere en la segunda elegía debió sorprenderle en el Adriático.
V. 1. Custos Erymanthidos. – El guardián de la Osa de Erimanto es el Boyero o Arcturo, que desaparece de nuestro horizonte al llegar diciembre, época que coincide con el principio del viaje cuyas peripecias aquí se narran con tan amargo desaliento. Llamábase Erimanto el monte de Arcadia donde nació Calixto, metamorfoseada por Júpiter en la Osa.
V. 2. Turbat aquas. – Los marinos atribuían a la aparición y desaparición del Boyero las tempestades propias del tiempo.
V. 8. Pictos… deos. – La costumbre de decorar las proas de las naves con efigies y pinturas ha llegado hasta nuestros días.
V. 17. Illiris… relictis. – La Iliria, a la izquierda del Adriático con respecto al rumbo de la nave.
V. 19. Pirithous. – No podía encarecer más la amístad de Caro, a quien se supone dirigida la misiva, que comparándola con la abnegación de Teseo, amigo de Piritoo, que no vaciló en acompañarle al infierno para robar a Perséfone.
V. 21. Phocaeus. – Pílades, hijo de Estrofio, rey de Focea, compañero inseparable del parricida Orestes.
V. 23. Euriyalus. – En el combate sostenido por las huestes de Eneas contra los Rútulos, halló Euríalo ocasión de conocer la fiereza de Niso, el hijo de Hírtaco. Los dos sacrificaron su vida al honor de las armas y al recíproco afecto que se profesaban, eternizado por Virgilio.
V. 40. In hoste. – La clemencia de Augusto tenía hartos visos de sagacidad política; en los principios de su carrera no reparó sacrificar a cuantos servían de obstáculo a sus miras ambiciosas; pero una vez consolidado en el Poder, y cuando la crueldad carecía de objeto, hizo alardes de benignidad, a fin de atraerse aun a los mismos adversarios y convertirlos en instrumentos de sus planes interesados.
V. 57. Pro duce Neritio. – Ulises, rey de Itaca, donde se alzaba el monte Nericio.
V. 60. Dulichius. – Duliquio, una de las islas que con Itaca y Cefalenia constituían el reino de Ulises.
V. 76. Bellatrix… diva. – Minerva.
V. 83. Carendum est. – No se equivocaba: sus ruegos fueron inútiles, sus esperanzas ilusorias. Estaba escrito que había de morir en el destierro, y murió a los siete años de expatriación, a pesar de la buena voluntad de Augusto, que en sus últimos días se inclinaba a perdonarlo.
VI
V. 1. Clario poetae. – Antímaco, a quien supone nacido en Claros, ciudad próxima a Colofón, en la Jonia; pero Plutarco y Ateneo afirman que vio la luz en esta última población.
V. 2. Coo. – Filetas, oriundo de la isla de Egeo, conocida con el nombre de Cos.
V. 20. Laodamia. – La amantísima esposa de Protesilas, apenas casada, tuvo que separarse de su marido, el campeón primero que pisó el suelo de la Troada para morir en sus campos, dejando a su consorte sumida en tan hondo desconsuelo, que sólo con la muerte acabaron sus penas y lamentaciones.
V. 21. Maeonium. – Homero, a quien se creía natural de Meonia.
V. 25. Fémina… princeps. – Marcia, hija de Marcio Filipo, suegro de Augusto y marido de su madre Accia hermana de Julio César. Marcia casó con Máximo, uno de los favoritos íntimos del emperador.
V. 36. Tempus in omne. – Al pronosticar a su esposa la inmortalidad que alcanzaría en sus versos, debió no robar su nombre a los amantes de las letras, ya que sus virtudes la hacían digna de más alto honor.
VII
V. 2. Hederas. – La corona de hiedra consagrada a Baco era el premio de los vates elegíacos.
V. 6. In digito – Al principio solían grabarse en los anillos algunas letras significativas; después se engarzaron en ellos piedras preciosas y se esculpieron los retratos de protectores y amigos.
V. 14. Mutatas … formas. – Las Metamorfosis.
V. 18. Thestias. – Altea, la hija de Testio y madre de Meleagro, héroe que tomó principalísima parte en la caza del monstruoso jabalí de Calidón y por vengar una ofensa mató a los hermanos de su madre; ésta, furiosa, quitó del fuego el tizón encendido del que pendía la vida de su hijo, mereciendo que el poeta y todo el mundo dijesen de ella que había sido mejor hermana que madre.
VIII
V. 1. In caput – La desgracia es el crisol de la amistad, y Ovidio, que en la suya tuvo la satisfacción de contar con excelentes amigos prontos a su consuelo y defensa, sintió la ingratitud en la mayoría de ellos, sordos a sus lamentos por indiferencia o temor de malquistarse con el omnipotente Augusto. Esta amarga y sentida filípica la dispara contra uno en particular, que bien pudiera ser Atico, de cuya frialdad se queja en varias ocasiones.
V. 2. Conversis equis. – Alude al horroroso festín de Atreo, que sirvió a su hermano Tiestes los despedazados miembros de sus propios hijos; crimen que hizo retroceder espantados a los caballos del Sol.
IX
V.1. Metam tibi tangere. – El conductor del carro que lograba aproximarse hasta rozar casi la meta, disminuyendo el recorrido sacaba gran ventaja a sus rivales; de ahí que, tangere metam, significase salir vencedor en cualquier empeño, y es lo que solicita del sujeto a quien escribe, tal vez el famoso orador Máximo, emparentado con la tercera esposa de Ovidio, y hombre elucuentísimo que gozaba en el más alto grado el favor imperial.
V. 28. Thoas. – Entre los príncipes conocidos por tal nombre, el autor designa al hijo de Borístenes, y rey de la Taurida, adonde llegó Ifigenia conducida por Diana.
V. 29. Actoridae. – Patroclo, nieto de Actor.
V. 49. Tronitusve sinistri. – Eran de feliz agüero los truenos a la izquierda, por creerse que retumbaban a la derecha de los dioses.
X
V. 2. A picta casside. – En la proa de la embarcación que conducía al poeta estaba pintado el yelmo de Minerva, para ponerla bajo la salvaguardia de la diosa.
V. 9. Corinthiacis… cenchris. – Dejó su primer transporte en el puerto Lyqueo del golfo de Corinto, y atravesando el istmo a pie, embarcó en Cencrea en un segundo navío, al que alaba por sus condiciones marineras.
V. 15. In Helles – Esta princesa dio su nombre al Hellesponto o estrecho de los Dardanelos. Perseguida por el odio de su madrastra Ino, huyó con su hermano Frixo a la Cólquida, sobre el carnero de áureos vellones que Joye le regalara; mas estremecida de espanto, perdió el equilibrio y pereció en las aguas del mar susodicho.
V. 16. Tenui limite. – Como Ovidio no pasó el Hellesponto, la frase indica, a no dudarlo, el surco trazado por la embarcación desde Cencrea hasta la vista del estrecho.
V. 17. Ab Hectoris urbe. – Dejó a Troya a la derecha.
V. 18. Imbria terra – Imbros, pequeña isla próxima a Lemnos y Sarnos, frente a la Tracia.
V. 19. Zeryutia – Nombre de una caverna de Samotracia, donde tenían lugar los misterios de los Cabíres.
V. 20. Threiciam… Samon. – La isla de Samotracia, así llamada por el corto trecho que de Tracia la separa.
V. 21. Tempyra. – Ciudad también de Tracia, vecina a Trajanópolis, y señalada en el itinerario de Antonino.
V. 22. Hac… tenus. – Hasta aquí fue embarcado en la segunda nave; ocurriósele atravesar los campos Bistonios a pie, y luego se embarcó por tercera vez en otra distinta para llegar a Tempira.
V. 25. Dardaniamque. – Ciudad fundada por Dárdano, próxima a Troya.
V. 26. Lampsace. – En Lampsaco nació Príapo de Venus y Baco, emblema de la lascivia, lo que no impidió que se le levantasen altares. La ciudad se halla situada después de Sestos y Abidos.
V. 28. Seston… Abydena. Sestos, pequeña población de Europa enfrente de Abidos en Asia, y las dos inmortalizadas por los amores de Hero y Leandro.
V. 29. Cycicon. – Ciudad de Asia, a la entrada de la Propóntida.
V. 31. Byzantia littora. – Costa extendida desde Bizancio, hoy Constantinopla, al Bósforo, ancho canal que comunica la Propóntida con el Ponto Euxino.
V. 34. Cyaneas. – Islas rocosas a la entrada del Bósforo, que se llaman también Simplegadas, las que se entrechocan; porque era creencia arraigada que se movían y aplastaban a los navíos que pretendiesen abrirse paso por sitios tan peligrosos, hasta que consiguió atravesarlos la nave de Argos, y desde entonces quedaron firmes en sus respectivos asientos.- Thyniacosque sinus. El golfo de Tinias se llamó así, del promontorio que se alza a la izquierda de Euxino. – Apollinis urbem. Apolonia, hoy Sicéboli. – Anchiali. Anquiali eleva sus muros en la Costa de los Getas. -Mesembriacos portus et Odessa. Mesembria, en un ángulo de Tracia, confinante con Mesia, y en la parte inferior de esta última región, se levantaba Odessa.
V. 39. Alcathoi. – Calatis, edificada por los de Megara.
V. 41. Miletida. – Tomos.
V. 45. Haec insula. – Sin duda Samotracia, que veneraba a los hijos de Tíndaro.
V. 48. Bistonias… aquas. -La tercera nave que tomó al atravesar el mar de Tracia.
XI
V. 2. Temore viae. – Este libro lo escribió Ovidio durante el trayecto de su forzada navegación, y lo envió a Roma antes de llegar a Tomos.
V. 8. Cycladas. – Se llaman así porque forman un círculo en torno de Delos.
V. 14. Steropes. – Una de las Pléyadas.
V. 16. Hyadas. – Las Lluviosas Ninfas, que constituyen un grupo de siete estrellas a la cabeza de] Toro.
V. 17. Maris pars. – Esta elegía la compuso cerca ya de Tomos, sorprendido por una tercera tempestad no menos imponente que las anteriores.
V. 37. In nostris rortis. – Ovidio nos dice en otro lugar que poseía bellos jardines en los arrabales de Roma, entre la vía Claudia y Flaminia.
Notas al libro segundo
ELEGIA UNICA
V. 8. Ab Arte. – Esa todas luces inverosímil que Augusto se percatase de la inmoralidad de El Arte de amar a los diez años de su publicación, y se resolviese a castigarla después de mediar tan largo espacio entre el delito, si así merece llamarse, y la pena gravísima impuesta la autor.
V. 19. Tenthrantia regna. – Telefo.
V. 24. Turrigerae… Opi. – En el 746 de Roma ordenó Augusto que las Opalias fiestas en honor de Cibeles se solemnizasen todos los años el 19, 20 y 21 de diciembre.
V. 24. Phoebo…dici. – Los juegos seculares que se celebraban cada ciento diez años tuvieron lugar la quinta vez bajo el Imperio, en el 757 de la fundación de Roma, y Horacio recibió el encargo de componer el himno que doncellas y mancebos elevaron en honor de Febo y Diana.
V. 26. Semel. – Alude a las palabras del anunciador de los juegos, que advertía a los circunstantes que nadie los había visto ni volvería a verlos jamás.
V. 33. Si quoties. – No carece de ingeniosida del argumento con que llama a las puertas de la clemencia, porque, en efecto, si Jove hubiera de castigar todos los delitos con implacable severidad, pronto se quedaría desarmado de sus rayos, y el número de sus víctimas no sería menor que el de los nacidos, convirtiéndose el planeta en una inmensa sepultura.
V. 53. Tertia numina. – Los dioses del cielo.
V. 77. Hostis. – En disculpa de Augusto supone el poeta que un enemigo personal le leyó su Arte de amar con la dañada intención de perderle y enajenarle sus simpatías.
V. 90. Illo… equo. – El día 15 de julio, en conmemoración de la victoria alcanzada por los Romanos junto al lago Regilo, gracias a la ayuda de Cástor y Pólux, tenía lugar la revista que cada cinco años pasaba el censor a los caballeros. Augusto, en posesión de tal magistratura, la pasó varias veces cuando Ovidio pertenecía al orden ecuestre .
V. 94. Decem decies. – Al tribunal de los Decemviros, constituído, según Festo, por tres personas que se elegían de cada una de las treinta y cinco tribus, se encomendaban los negocios poco importantes que atañían a la policía de los pueblos.
V. 91. Fudes. – Especie de árbitros en los pleitos personales que eran elegidos por el pretor.
V. 103. Cur aliquid vidi? – Estas palabras son concluyentes respecto a la falta cometida por Ovidio. Vio lo que no debía ver, y aun es probable y casi seguro que no tuviese la prudencia de callar lo que había visto.
V. 104. Ynscius Actaeon. – El famoso cazador Tebano cometió el desacato de ver a Diana desnuda en el baño, la cual, en castigo del atrevimiento, lo transformó en ciervo que momentos después despedazaron sus cincuenta perros. Entre Megara y Platea se asienta la roca desde la que Acteón contempló a la diosa, y cerca surge la fuente donde se bañaba.
V. 137. Quippe relegatus non exsul. – El destierro lo decretaba el Senado o el Tribunal y llevaba aparejada la confiscación de bienes; la relegación era temporal y ordenada por el príncipe.
V. 161. Livia sic. – Livia Drusila, casada con Tiberio Claudio Nerón, de quien ya tenía a Tiberio, inspiró tan hondo afecto a Octavio, que resolvió hacerla su consorte, y eso que se hallaba embarazada de Druso; mas no halló obstáculo alguno, gracias a la complacencia del marido y al desahogo con que respudió a su mujer Escribonia.
V. 165. Natus. – No tuvo Augusto descendencia de Livia, y ésta le obligó a adoptar a sus entenados Tiberio y Druso, y aun se la acusa de haber hecho morir a Cayo, Lucio y Agrippa Póstumo, nietos de Augusto, para allanar el camino a la elevación de Tiberio.
V. 167. Nepotes. – Druso, el hijo de Tiberio, y Germánico, su sobrino, e hijo también por adopción.
V. 168. Sui… parentis. – Tiberio.
V. 171. Ausoniumque ducem. – Alude a Tiberio, y no como ciertos críticos pretenden, a Druso, que había fallecido diez y ocho años antes de escribirse este libro.
V. 191. Facigues. – Pueblo Sármata que habitó primitivamente en las costas del Euxino y la laguna Meotis.
V. 191. Colchi. – La Cólquida se extendía por las costas orientales del Euxino.
V. 191. Metereaque turba. – No se tiene noticia de tal comarca, que Ovidio conocería en su residencia de Tomos.
V. 198. Basternae. – Pueblo belicoso de Germanía, establecido entre el Tiras, el Borístenes y la desembocadura del Danubio.
V. 228. Captaque signa. – Entre los grandes éxitos de Augusto, ninguno le lisonjeó tanto como la entrega hecha por Fraates de las enseñas cogidas a Craso, y depositadas en el templo de Marte Vengador.
V. 247. Vittae. – Ya creemos haber indicado en otro lugar que la vitta era una gasa que ceñía la frente de las doncellas, cuyo uso se prohibía a las cortesanas.
V. 248. Instita. – Ancha franja cosida a los bordes de la túnica, para alargarla, que usaban las matronas.
V. 249. Nisi legitimum. – El autor se esfuerza en demostrar que su Arte, no conculca las severas leyes dictadas contra el adulterio; que sólo habla de hurtos permitidos y fáciles aventuras con libertos y cortesanas; pero vacilamos en dar crédito a su aseveración, desmentida bastantes veces en las páginas de sus libros, que enseñan a burlar a los maridos, a no ser que hagan referencia a aquellos consorcios no santificados por la ley, en su tiempo muy frecuentes, y que no le merecían respetos de ninguna clase.
V. 253. At matrona. – Se anticipa a contestar la objeción de que la matrona podría aprovechar las reglas de un Arte que no se escribieron para ella, y la refuta victoriosamente, aconsejando de paso a la que se incline al vicio que en absoluto se abstenga de leer las obras menos pecaminosas, porque en todas sorprenderá rasgos que estimulen sus torpes deseos y acallen las voces del pudor, que tan altas suenan en los oídos de las mujeres honradas.
V. 259. Annales. – Poema histórico de Ennio, en cuyo principio se narran los amores de llía y Marte.
V. 261. Aeneadum genitix.- Lucrecio abre su poema filosófico naturalista con una ferviente invocación a Venus.
V. 267. Igne quid utilius. – Plutarco y Séneca desenvolvieron magistralmente esta idea que la experiencia pone al alcance del menos reflexivo: el hombre abusa de todo, y mil veces convierte en instrumento de delito lo más útil, santo y necesario. V. 282. Arena. – Como en nuestros circos taurinos, se enarenaba el suelo del anfiteatro antes de comenzar las luchas de gladiadores.
V. 287. Quis locus?… – No admite réplica la argumentación: los templos deberían cerrarse al sexo débil, porque a poco que medite sobre los númenes, hasta en Jove descubrirá una fuente inagotable de adulterios que provocaron los rencores de Juno. V. 293. Pallades. – En presencia de Palas se acordará del nacimiento de Erictonio. V. 295. Tua munera. – Después de la derrota de Bruto y Casio, Augusto hizo levantar un templo en el foro de su nombre a Marte Vengador, y allí, próximo a la estatua del numen, se alzaba la de Venus, recordando sus ilícitos amores y la ridícula situación en que pusieron a Vulcano.
V. 297. Isidis. – Júpiter transformó en ternera a la ninfa Io, su amante, para substraerla al odio de Juno, que adiviné el engaño y pidió a su infiel esposo le regalara tan bello animal; así que lo tuvo en su poder, lo puso bajo la vigilancia de Argos, a quien mató Mercurio por orden del padre de los dioses. Entonces Juno atormentó a la infelíz Io con el azote de las Furias, y la obligó a vagar errabunda por tierras y mares, hasta que llegando a Egipto recobró su forma humana y recibió culto bajo la advocación de Isis.
V. 299. In Venere. – De Venus y Auquises nació Encas.
V. 299. Latmius heros. – Diana acudía a visitar por la noche a Endimión en la gruta de Latmos, monte sito entre Jonia y Caria.
V. 300. In Cerere. – De los amoríos de Jasón con Ceres nació Pluto.
V. 306. Acta rea est. – Se declara culpable la que lee obras de cierta clase o penetra en el santuario cuyos misterios le prohibe el sacerdote.
V. 309. Nudas. – A fines de abril, las cortesanas celebraban de noche los juegos Florales con una licencia desenfrenada.
V. 320. Sub duce… suo. – Las siete puertas de Tebas fueron atacadas por otros tantos jefes, cuyos nombres nos ha conservado Esquilo, y son Adrasto, Anfiarao, Hipomed6n, Capanco, Tideo, Parténope y Polinice.
V. 327. Tenuis – Ovidio no se siente con fuerzas para cantar la grandeza romana y los triunfos de Augusto, reservados a la vena de Horacio o Virgilio, y, temeroso de deslucir tan excelsas glorias, dedic6se a componer poemas juveniles, dejando a otros la misión de inmortalizar las empresas imperiales.
V. 359. Accius. – Poeta trágico de la primera época, imitador de los griegos. No quedan de él más que leves fragmentos.
V. 359. Terentius. – Las siete piezas de Terencio conservadas hasta nuestros días le acreditaban como maestro de la comedia urbana, que tanto agradaba a la gente de buen tono.
V. 364. Teia. – Anacreonte, natural de Teos.
V. 365. Sapho. – Celebérrima poetisa que sobresalió en las odas amorosas.
V. 367. Batkiade. – Calímaco, hijo de Bato y el más genuino representante de la época alejandrina.
V. 367. Menandri. – El inventor de la comedia nueva, con menos fortuna que Aristófanes, no ha conseguido que sus farsas teatrales sobreviviesen a los estragos del tiempo.
V. 371. Nisi turpis adultera. – La Ilíada es algo más que la glorificación de la adúltera Helena: es el poema del heroísmo griego de los tiempos míticos, y a su grandeza moral y religiosa y su forma artística insuperable debe la inmortalidad que goza y gozará por siglos y siglos, en la tierra. Cuando la ofuscación se obstina en defender una causa problemática, suele echar mano de argumentos que en vez de favorecerla la perjudican, y sólo a Ovidio se le ocurrió tachar a Homero de inmoral porque recogiese la tradición del rapto de Helena, que ocasionó la contienda de griegos y troyanos ante los muros de Ilión.
V. 368. Chryseidas. – Entregada a su padre la cautiva Criseida, y no queriendo Agamenón ser menos que los otros caudillos, despojó de su amada Briseida a Aquiles, quien, indignado por el ultraje, se recluyó en su tienda y se negó a combatir con los troyanos, que obtuvieron grandes ventajas sobre las huestes aqueas. La discordia entre los dos jefes principales del ejército y sus desastrosas consecuencias constituyen el argumento de La Ilíada.
V. 380. Duas… deas. – Calipso y Circe.
V. 383. Hippolito. – Tragedia de Eurípides, imitada por Séneca.
V. 384. Canace. – Canace, la hija de Eolo, tuvo un hijo de su hermano. Ovidio le dedica la heroida
XI
V. 385. Tantalides. – Pelops, el hijo de Tántalo, de quien Ceres había probado un trozo de espalda en el festín sacrílego que este padre desalmado ofreció a los dioses. Júpiter salvó la vida del joven Pelops y substituyó el trozo de carne que le faltaba con otro de marfil.
V. 386. Pisaeam. – Hipodamia, hija de Enómano.
V. 387. Mater. – Medea.
V. 389. Cum pellice regem. – El rey de Tracia Tereo violó a su cuñada Filomela, y fueron convertidos el uno en cuervo y el otro en ruiseñor.
V. 390. Quaeque. – Irritada Procne contra Terco por la violencia hecha a su hermana, sirvióle en un banquete los miembros de su común hijo Itis, y en castigo del horrendo crimen quedó convertida en golondrina, e Itis en faisán.
V. 391. Aeropen. – La esposa de Atreo, rey de Micenas, fue seducida por su cuñado Tiestes, crimen que dio lugar al horroroso festín que puso espanto en los caballos del Sol.
V. 393. Scylla. – Escila cortó a su padre Niso los cabellos, de los cuales pendía la suerte de Megara, y los entregó a Minos, a quien amaba locamente. En recompensa de su traición recibió el más absoluto desprecio, y, desesperado, se arrojó de lo alto de la ciudadela.
V. 395. Electram. – Electra y su hermano Orestes, Egisto y su amante Clitemnestra, personajes principales de La Orestiada de Esquilo, son harto conocidos para detenernos en el relato de sus trágicos sucesos.
V. 397. Tetrico… domitore. – Belerofonte se negó a corresponder a las instancias de Estenobea, esposa de Proclo, rey de Argos.
V. 399. Hermionen. – La prometida de Orestes.
V. 399. Schaemeia. – Atalanta.
V. 400. Phoebas. – Casandra, hija de Príamo y amada por Agamenón, que la condujo a Micenas.
V. 401. Danaen. – Princesa seducida por Júpiter convertido en lluvia de oro.
V. 401. Nurum. – Andrómeda, esposa de Perseo.
V. 401. Matremque Lyei. – Semele, que tuvo a Baco de sus relaciones con el dios del rayo.
V. 402. Haemonaque. – El hijo de Creón, rey de Tebas, se suicidó sobre el cadáver de Antigona, a quien su padre había mandado matar.
V. 402. Noctes… duae. – Tan a gusto se holgaba Júpiter con Alcmena, que decidió doblar la duración de la noche para que no amaneciese el alba tan pronto como acostumbra.
V. 403. Quid generum Peliae? – El yerno de Pelias Admeto, esposo de Alcestes, que por salvarle se ofreció a la muerte.
V. 403. Quid Thesea. – En el epitalamio de Tetis y Peleo narra Catulo minuciosamente el desigual combate que Teseo sostuvo con el Minotauro, y el abandono de la infelíz Adriadna en la isla de Naxos.
V. 403. Pelasgum. – Protesilas, el esposo de Laodamia.
V. 405. Fole. – Hija de Eurito, amada por Hércules.
V. 405. Pyrrhi parens. – Deidamia, hija de Licomedes, rey de Esciros, a quien sedujo Aquiles antes de partir a la guerra de Troya.
V. 405- Serculis uxor. – Megara, hija del rey de Tebas, Creón.
V. 406. Hilas. – Hermosísimo joven amado de Hércules, que se alistó en la expedición de los Argonautas. Habiendo desembarcado en Misia con objeto de tomar agua, las Ninfas le arrebataron, y Hércules lo buscó inútilmente por los contornos de la fuente en que había desaparecido.
V. 406. Iliadesque puer – Ganimedes, hijo de Tros y Calirroe, a quien Júpiter transformó en águila y lo condujo al cielo para que le sirviese la copa en los banquetes.
V. 409. Obscenos risus. – La frase alude a los dramas satíricos de los griegos, que se representaban después de la trilogía, constituyendo la tetralogía o conjunto de tres tragedias y un drama satírico, del cual se cita como modelo al Cíclope, de Eurípides. En estas piezas los personajes principales hablaban y se conducían con nobleza y gravedad; en cambio, los coros de Sátiros no se recataban en hacer y decir atrevidas insolencias que provocasen la risa del espectador.
V. 411. Mollem qui fecit Achillem. – Alusión a cierta tragedia perdida sobre la muerte de Patroclo, en la cual los vínculos de éste con el héroe de La lIíada no parecían revelar una amistad completamente desinteresada.
V. 413. Aristides – No el integérrimo ciudadano ateniense, sino un escritor de Mileto que compuso las fábulas milesianas, cuentos de color subido, que imitaron Luciano y Apuleyo.
V. 416. Eubius. – No tenemos noticias, y tampoco lo lamentamos, de este cínico doctor que enseñó a las embarazadas el arte de los abortivos.
V. 417. Sibaritida. – Luciano habla de un Hemiteo de Síbaris, que compuso un libro referente a las costumbres escandalosas de esta ciudad.
V. 418. Ner quae. – Alude en general a todas aquellas que no se avergonzaron de comunicar al público sus delirios eróticos, como Cilenis, mencionada por Ateneo, y Elefantis por Suetonio, a las que podría añadirse Astianasa, Calistrata de Lesbos, Cirene, Lais y Nico de Samos. Algunas ediciones traen qui en lugar de quae, y en este caso se designaría a los autores de ambos sexos señalados por la composición de poemas obscenos.
V. 420. Ducum. – Paulo Emilio, Sila, Lúculo, Polión y Augusto establecieron bibliotecas que difundiesen la cultura, obra meritísima en aquellos tiempos, en que la adquisición de libros no estaba al alcance de todas las fortunas.
V. 428. Lesbia. – El verdadero nombre de la Lesbia de Catulo se cree generalmente que es el de Clodia.
V. 431. Calvi. – Cornelio Licinio Calvo quiso rivalizar con Cicerón; amó a Quintilia y compuso multitud de poesías en su honor.
V. 433. Ticidae. – También Ticidas escribió elegías a su amada Metela, bajo el seudónimo de Perila.
V. 433. Memmi. – Cayo Memmio Gemelo, orador y poeta tan impúdico, según Ovidio, en los asuntos como en la forma de que los revestía.
V. 435. Cinna… Anser. – Cayo Helvio Cinna mereció los elogios de Catulo por su poema Esmirna, pulido y revisado durante diez años, y Anser fue un poetastro secuaz de Antonio, a cuyas expensas vivía, y del que se mofaba el irónico Cicerón.
V. 436. Cornifici. – Macrobio le cita y recuerda algunos de sus versos en las Saturnales. Murió desastrosamente en la guerra y tuvo una hermana poetisa.
V. 436. Catonis. – Valerio Catón, célebre gramático de Galia. Nos dejó un poema titulado Dirae.
V. 439. Qui duxit. – Publio Terencio Varrón Atacino tradujo el poema Los Argonautas, de Apolonio de Rodas, y amó a Leocadia.
V. 441. Hortensi… Servi. – Famosos oradores: el uno rival de Cicerón y dotado de prodigiosa memoria, el otro insigne jurisconsulto, y los dos alumnos de las Musas.
V. 443. Sisenna – Historiador contemporáneo de Mario y Sila.
V. 445. Gallo. – Galo, el amante de Licoris, y gobernador de Egipto, saqueó la ciudad de Tebas, y se suicidó al tener noticia de que Augusto había nombrado una Comisión para juzgarlo. Otros afirman que tomó tan fatal partido por la confiscación que se le impuso de sus bienes en castigo de ciertas frases injuriosas que molestaron al príncipe.
V. 447. Tibullus. – Véase acerca del mismo nuestro primer tomo de Líricos y elegiacos latinos.
V. 465. Properli. – Véase el segundo tomo de la misma colección.
V. 471. Alea. – Los juegos de azar estaban severamente prohibidos por las leyes, y sólo se consentían en el mes de las Saturnales, lo que no impedía que Augusto – y es lógico suponer que no le faltasen imitadores – los jugara sin escrúpulo en todas las épocas del año.
V. 773. Tali. – Estos dados tenían cuatro superficies señaladas con números y dos libres: la primera, unio; la tercera, ternio; la cuarta, cuaternio, y la sexta, senio.
V. 474. Canes. – La suerte peor de todos y la de Venus la mejor.
V. 475. Tessera. – Dado cúbico con las seis caras numeradas.
V. 475. Distante – Frase de difícil interpretación, por el somero conocimiento que tenemos sobre el modo de jugar los Romanos, y que tal vez se refiera a los distintos números que componían cifras determinadas.
V. 478. Calculus. – juego parecido al ajedrez.
V. 485. Pilarum. – Había diversas especies de peltas: la pila trigonalis, pequeña y dura, los jugadores formaban un triángulo; la follis, grande y llena de aire; la paganica, de tamaño más reducido que la anterior, y usada entre la gente del campo, y la harpastum, la menor de todas, que los jugadores se quitaban unos a otros.
V. 486. Trochi. – El troco era de hierro o bronce y se hacía rodar con una varilla encorvada.
V. 487. Fucandi.. coloris. – No fue Ovidio el único que dio lecciones sobre el empleo de los cosméticos.
V. 498. Hic epulis. – El pobre Apicio, como le llamaba Juvenal, derrochó una fortuna en su espléndida mesa y compuso, según Séneca, un Arte culinario que se ha perdido.
V. 491. Fumosi decembris. – Del brumoso diciembre, el mes de las Saturnales.
V. 508. Praetor. – El pretor o edil encargado de los juegos escénicos.
V. 519. Saltata poemata. – Varios pasajes de los poemas de Ovidio fueron recitados en el teatro y acompañados del baile, sin que nadie protestara de tal mescolanza, y al mismo Augusto regocijaban estos espectáculos tanto como los atrevidos mimos de Laberio y Publio Siro.
V. 525. Telamonius. – El Ayax de Tinómaco que Augusto pagó a buen precio.
V. 526. Mater. – La Medea del mismo pintor.
V. 527. Venus. -La Venus Anadiómene de Apeles.
V. 530. Tui generis. – Tiberio con su hijo Druso, y Germánico, sobrino de Augusto.
V. 536. Functus amor. – Cierto que ningún libro de La Eneida se lee con el entusiasmo del cuarto, porque ningún otro se acerca a la sublimidad de la pasión en que arde la infelíz Dido o Elisa, quien supo amar como mujer y morir como reina, antes que resignase el abandono a que la relegaba el impasible Eneas con estoica frialdad.
V. 537. Tenerosque… ignes. – Virgilio compuso las Églogas o Bucólicas de los veintiocho a treinta años de edad.
V. 539. Nos quoque. – El autor trabajó su Arte de amar desde los veintiuno a los veintinueve años; pero no faltan humanistas que retrasan la época, fijándola de los treinta y tres a los cuarenta y dos: aunque así fuera, le asistían razones para lamentarse de una pena tan lejana del delito, si éste hubiese sido el único causante de su perdición.
V. 551. Caesar. – Pensó dedicar Los Fastos a Augusto, pero mudó de opinión, y los puso bajo la salvaguardia de Germánico.
V. 553. Choturnis. – La tragedia Medea.
V. 519. Pauca.- No pocos, sino excesivos, fueron los elogios que tributó a Augusto por encima del mismo César.
V. 569. Mordaci. – El Ibis lo compuso en el destierro.
Notas al libro tercero
ELEGIA 1
V. 1. Liber exsulis. – Nuestro poeta arribó a Tomos en la primavera del año 763 de la fundación, e inmediatamente se dispuso a componer el libro tercero de sus Tristes, que en el siguiente envió a Roma, después de escribir esta elegía, en la que el libro se personifica y habla por cuenta propia en defensa de su autor.
V. 12. Vel pedis, vel via. – La primera razón es convincente; la segunda carece de solidez y resulta un juego del vocablo indigno de la elegía lastimera.
V. 27. Fora Caesaris. – El foro de César, próximo al de Augusto.
V. 28. Via. – La Vía Sacra que parte del Capitolio, y a un lado y otro conserva todavía los restos de los grandes monumentos civiles y religiosos erigidos por la República y el Imperio.
V. 29. Vestae. – El templo circular de Vesta que Numa levantó entre el Capitolio y el Palatino.
V. 30. Regia. – El modesto palacio de Numa que Augusto dedicó a colegio de las Vestales.
V. 31. Porta palati. – Rómulo amuralló el Capitolio, centro de la futura ciudad, y abrió en él cuatro puertas. La Saturnia se llamó después Pandana, porque permanecía siempre abierta, y también Porta Palati porque miraba al Palatino. En el primer siglo de la Era no existían de ella más que vestigios; sin embargo, se conservó su nombre, como el de otras muchas cosas que viven en la memoria, aunque desaparecidas de la realidad.
V. 32. Stator. – El templo de Júpiter Stator, cuyos cimientos echó Rómulo al nordeste del Palatino.
V. 35. Domus. – El palacio de Augusto.
V. 42. Leucadio deo. – Apolo tenía un templo suntuoso en Léucade, isla del mar Jonio, próxima a Epiro. Aquí alude a la victoria de Accio, ganada por la intervención de este dios en favor de la escuadra augustal.
V. 6o. Intonsi… dei.- Autores y autorcillos solicitaban que sus obras figurasen como dignas de ser leídas por coetáneos y venideros, en la biblioteca establecida por Augusto en una galeria del templo de Apolo que se alzaba sobre el Palatino.
V. 67. Custos. – El bibliotecario Cayo julio Higinio.
V. 69. Altera templa. – Las opiniones se dividen al precisar los templos a que alude, y entre éstos se han indicado el de Venus Victoriosa, el de Cibeles, el de Vesta y hasta el atrio de la Libertad; pero es más verosímil que se refiera al pórtico de Octavio, próximo al teatro de Marcelo, donde se alzaban dos templos consagrados, respectivamente, a Juno y Apolo.
V. 72. Atria Libertas, – El vestíbulo o atrio del templo de la Libertad que erigió Polión en el monte Aventino, enriqueciéndolo con la primer biblioteca puesta al servicio público.
V. 80. Privato liceat. – Antes de Polión hubo otras biblotecas particulares, como la de Lúculo, donde se reunían los amantes del saber; la de Paulo Emilio, que trajo a su patria multitud de libros griegos, y la de Sila, que dio a conocer a Aristóteles y Teofrasto; y Ovidio, o mejor su libro, intenta refugiarse en una de ellas, ya que se le rehusa el honor de ser admitido en las públicas.
II
V. 1. Scytiam – La primera elegía que escribió en Tomos, término de su fatigosa peregrinación. En la época imperial la Escitia se dividía en dos regiones, la una a la parte noroeste del Imao y lo otra al sudeste.
V. 2. Licaonio… axe. – Calixto, hermana de Licaón, convertida en la Osa Mayor.
V. 3. Piérides. – Las Musas se llamaron así por habitar el monte Pierio, o porque Pierio, rey de Ematia, dio los nombres de las nueve hermanas a sus hijas, que pretendieron rivalizar con ellas, siendo convertidas en picazas.
V. 25. Tot gladios. – De estas palabras se desprende que viajando por Tracia corrió serios peligros, de los que le salvó la ayuda de Sexto Pompeyo.
V. 30. Clausas. – Sin aliento para resistir los continuos y tremendos golpes de la adversidad, solicita hallar en la muerte el descanso que le niegan los hombres y los elementos, conjurados en su destrucción.
III
V. 1. Haec mea. – A tal punto había llegado el abatimiento y debilidad del nuevo habitador del Ponto, que ni siquiera se sentía con fuerzas para escribir, y hubo de encomendar a mano ajena que trazase los dísticos de tan hermosísima elegía.
V. 7. Aquis. – Era difícil, si no imposible, que se acostumbrase a beber las aguas pantanosas e insalubres de Tomos el caballero hecho a las frescas y cristalinas, con que los acueductos regalan a la Ciudad Eterna.
V. 10. Apollinen. – Siendo Apolo pastor de las vacadas de Adineto, dedicóse al estudio de las plantas útiles, a la salud, y por ello se le reverencia como el numen de la Medicina.
V. 17. Te loquor. – Pasaje tierno y sentido, donde la voz del corazón, espontánea y sincera, suena como el último adiós del moribundo que se despide de cuanto le fue amado en la tierra.
V. 21. Supresso…,balato. – Creían los antiguos que el paladar, contrayéndose sobre la garganta, producía la muerte.
V. 39. Nec mea. – En cuatro dísticos, notables por su sencillez, traza el cuadro desolador del que agoniza sin reposar sobre el lecho acostumbrado, sin que la mano de una esposa le cierre los ojos, sin que pueda dictar a nadie su postrer voluntad y el llanto de los funerales atestigüe que aun quedan en el mundo personas que le aman, orfandad solitaria del alma, cien veces más amarga que el agua del pantano que apagaba la sed del desterrado.
V. 40. Depositum. – En Italia y algunas comarcas de Espafia exponíanse los enfermos a las puertas de las casas, para que indicasen el remedio los que hubieren padecido la misma dolencia, si reparaban en ellos; cuando la Medicina constituyó una verdadera profesión, ya no fue el enfermo, sino su cadáver el que se exponía en los vestíbulos, y así daba un mudo adiós a los que le conocieron en vida.
V. 43. Clamore. – Después de cerrar los ojos al difunto se le llamaba repetidas veces, hasta cerciorarse de que no había de responder; de aquí vino la expresión conclamatum est, ha fallecido.
V. 46. Indeploratum. – Comenzaban las lamentaciones al colocar el cadáver en el vestíbulo de la mansión.
V. 62. Samii.. senis. – Pitágoras de Samos floreció en tiempos de Polícrates y profesó la doctrina de la transmigración de las almas.
V. 67. Thebana. – Antígona dio a su hermano Polinice piadosa sepultura, despreciando las órdenes de Cleón y anteponiendo las leves de la humanidad y la sangre al capricho del poderoso.
V. 70. Suburbano. – Una ley de las Doce Tablas ordena que los cadáveres sean enterrados fuera de la ciudad, y en las cercanías de las poblaciones importantes alzábanse los sepulcros a entrambos lados de los caminos más transitados.
V. 76. Nasonis molliter. – Sit tibi terra levis, séate la tierra ligera, inscripción grabada en las tumbas, porque se creía que la tierra cargaba con peso abrumadore intolerable sobre los despojos de malvados y criminales.
V. 81. Feralia. – Las ofrendas fúnebres se hacían a los nueve días de la defunción, consistiendo en el sacrificio de animales, libaciones de vino y guirnaldas que ornasen la sepulturas.
IV
V. 5. Praelustria. – Se comprende que aconsejara a su amigo huir de los honores y los altos personajes el poeta que en su afán inmoderado de renombre, al que por sus talentos tenía derecho, pagaba tan cara esa vanagloria con las interminables amarguras de su vejez.
V. 19. Miser Elpenor. – Uno de los compañeros de Ulises, que entregado a la embriaguez quedóse dormido sobre el techo del palacio de Circe, y al revolverse cayó al suelo y se mató.
V. 21. Daedalus. – De Dédalo e Icaro se habló en nota anterior.
V. 25. Bene qui latuit. – La sentencia, aunque profunda, no reza con los hombres a quienes enciende el entusiasmo por la gloria o seducen los esplendores de la ambición; pero es indubitable que la condición modesta y sencilla conviene mejor a la inmensa mayoría de los mortales, pues los libra de la manía de grandezas, que tantos cerebros ha perturbado, y les evita las desilusiones y contratiempos a que se arriesgan los favoritos de la suerte, en la cumbre del poder un día y al siguiente caídos y llenos de vilipendio y confusión.
V. 27. Eumedes. – Dolón, que murió a manos de Diómedes.
V. 30. Merops. – Esposo de Climene y padre de Faetón, que vio a su hijo devorado por las llamas y a sus hijas convertidas en álamos.
V. 49. Bosporos et Tanais. – El Bósforo Cimerio y el río Don, que nace en el centro de Rusia, desciende hacia el Sud, acercándose al Volea, y torciendo su curso va a desembocar en el mar de Azof.
V
V. 7. Ausus es. – Los trances difíciles ponen a prueba la verdadera amistad y nos advierten que en los días felices tal vez distinguimos a los lisonjeros, y relegamos a segundo o tercer término a los que nos aman sinceramente y son capaces de arrostrar por nosotros grandes sacrificios.
V. 31. Quo quis. – En efecto, la bondad y grandeza se aman con amor invencible, o más bien, la última es hija predilecta de la primera, y sólo se da en rehenes a los espíritus sanos, nobles y generosos, alentados por el ideal que los impulsa a magnánimas empresas.
V. 38. Dardanii. – Los ruegos y lágrimas de Príamo desarmaron la violenta cólera de Aquiles.
V. 39. Poros. – Rey de la India, de talla gigantesca, fuerzas atléticas y valor formidable, que, vencido por Alejandro, supone captarse pronto el afecto del vencedor.
V. 48. Funomi gener. – Hércules casado con Hebe, hija de Juno.
VI
V. 1. Carissime. – Tal vez Atico.
VII
V. 1. Perillam. – Los que suponen a Perila hija del poeta no han reparado en que el tono y los conceptos de la elegía hacen más bien pensar en alguna de sus predilectas discípulas, a la que exhorta a no abandonar la compañía de las Musas, para él tan fatales, porque tiene la certeza de que no ha de escribir poemas escabrosos y discutidos como los suyos. El designarla con su nombre propio no prueba que le estuviese ligada con los lazos de la sangre; pues no iba a ensañarse Augusto con una joven instruída y virtuosa, sin otro delito que haber tomado a Ovidio por consejero y guía de sus pasos en los encantados vergeles de la poesía. V. 15. Pegasidas. – La fuente Hipocrene, en Beocia, que el Pegaso hizo surgir de tierra.
V. 20. Lesbia. – Safo.
V .41. Irus. – Iro, mendigo de Itaca, que menciona Homero en La Odisea.
VIII
V. 1. Triptolemi. – Triptolemo recibió de Ceres un carro tirado por dragones lleno de semillas, y por dondequiera que pasaba esparcía los beneficios de la agricultura. Reinó en el Atica y allí estableció las Tesmoforias.
V. 3. Medeae. – Medea, consumada su atroz venganza, huyó de Corinto en un carro tirado también por dragones o una tradición antigua achaca a los Corintianos la muerte de sus hijos, e insinúa que sus descendientes ofrecieron a Euripides cinco talentos para que descargase este crimen sobre la misma madre en la tragedia que sobre sus hazañas compuso.
V. 6. Perseu. – A Perseo, hijo de Dánae y Júpiter, dieron las Ninfas un canastillo, unas sandalias aladas y un casco que lo hacía invisible, con cuyos elementos pudo cortar sin riesgo a Medusa la cabeza y librarse de la persecución de las otras dos Górgonas.
IX
V. 3. Mileta. – Cinco siglos antes de Jesucristo la ciudad de Mileto en el Asia Menor, floreciente y poderosa, sostenía un comercio que le proporcionaba inmensas riquezas, con sus ochenta colonias por ella fundadas y extendidas hasta el Ponto Euxino.
V. 6. Absyrti. – Medea despedazó a su hermano para interrumpir la persecución de su padre.
V. 7. Rate. – La nave de los Argonautas.
V. 13. Minyae. – Nombrede los Argonautas.
XV
V. 5 . Bessiqe Getaeque – Los Bessos, pueblos de Tracia que habitaban junto al monte Herno y se extendían hasta el Ponto, y los Getas, después llamados Dacios, que vivían al sur de la desembocadura del Ister o Danubio.
V. 19. Braccis. – Pantalones o bragas que usaron los Medos, Persas, Getas y Sármatas.
XIV
V. 1. Improbe. – En ésta y otras elegías se dispara contra un perverso que se gozaba en agravar su triste situación, y la filípica del Ibis va enderezada contra el mismo sujeto, tal vez Higinio, que le perseguía con salvaje encono.
V. 8. Maenalis. – El Menalo, en Arcadia.
V. 28. Haemonios. – La Tesalia, antiguamente llamada Hemonia.
V. 39. Busiride. – Busiris, rey de Egipto, sacrificaba a los extranjeros en las aras de Jove, y murió a manos de Hércules.
V. 40. Qui falsum. – De Falaris, el tirano de Agrigento, y su modo de premiar a Perilo, el inventor del diabólico toro de bronce, ya se habló en nota anterior.
XII
V. 1. Zephyri. – Pinta el cuadro seductor de la primavera de Italia, en contraposición al crudo invierno de Escitia.
V. 3. Hellem. – El carnero que condujo a Helle ocupa el primer lugar entre las constelaciones zodiacales y anuncia la proximidad del equinoccio de primavera.
V. 22. Virgine… aqua. – La fuente Virginal mana a ocho millas de Roma, y la descubrió una joven a los soldados sedientos. Agripa condujo sus aguas a la ciudad, y hoy se admira convertida en la monumental fontana di Trevi por la munificencia y el gusto artístico de los Papas.
V. 24. Tribus… terna. – El foro de Roma, el de César y el de Augusto, con los teatros de Pompeyo, Marcelo y Balbo.
V. 46. Latio… fovi. – El Júpiter del Capitolio.
V. 48. Ducis. – Tiberio; pues Druso había fallecido.
XIII
V. 2. Natalis. – Ovidio nació el 18 ó 19 de marzo.
XIV
V. 9. Fuga… libellis. – Mucho sentía el autor las privaciones y miserias de su destierro, pero aún le preocupaba más que sus libros careciesen de lectores, ya que contra ellos no se fulminó ningún edicto de condenación: vanidad de poeta, que se olvida de sí mismo por atender con preferencia a los partos de su fantasía.
V. 13. Palladis. – Palas surgió del cerebro de Júpiter sin pasar por la gestación materna, y en esto se asemejaba a los libros, frutos del entendimiento que los engendra, concibe y da a luz, sin necesidad de ajeno concurso, y por esto se la adoraba como diosa del saber.
Notas al libro cuarto
ELEGIA 1
Verso 15. Lirnesside. – Briseida o la hija de Briseo de Lirueso, cuyo nombre era el de Hipodamia.
V. 31. Lotos. – El fruto del loto hacía olvidarse de la patria a los que lo gustaban, como algunos compañeros de Ulises.
V. 42. Edonis. – En el monte Edón, de Tracia, se celebraban las orgías de Baco.
V. 71. Militiae. – Ovidio no sirvió en el ejército cuando joven por su temperamento pacífico, inclinado a los gratos ocios de las Musas, y tuvo que hacerlo de viejo, embrazando el escudo, ciñéndose el casco y empuñando el acero, para rechazar las frecuentes acometidas de los Bessos y Getas contra las débiles murallas de Tomos.
II
V. 1. Caesaribus. – Augusto y Tiberio.
V. 1. Germania. – Tiberio pasó con su ejército a Germania para vengar la derrota de las legiones de Vara, y el poeta fantasea su triunfo antes de haber terminado la campaña.
V. 9. Fuvenes.- Druso, hijo de Tiberio, y Germánico, su sobrino, adoptados por Augusto.
V. 11. Nuribus. – Livila, hermana de Germánico y esposa de Druso, y Agripina, nieta de Augusto, casada con Germánico e hija de Julio y Agripa.
V. 20. Titulis. – En cuadros de madera se escribían los nombres de los pueblos vencidos y las ciudades conquistadas, y aun se trazaba en ellos los croquis de las regiones que se habían subyugado.
V. 33. Perfidus hic. – Arminio, que atrajo a Varo a un sitio pantanoso, y allí lo destruyó totalmente.
V. 35. Ministro. – Alude a los Druidas, que sacrificaban a los prisioneros de guerra.
V. 39. Drusus. – Druso realizó varias expediciones a Germania, y en la última perdió la vida.
V. 55. Inde petes. – La carrera triunfal partía del campo de Marte, dirigiéndose por la calle de los Triunfos y las principales plazas hasta subir al Capitolio.
III
V. 1. Ferae. – La Osa Mayor y la Menor.
V. 29. Thebana. – Andrómaca.
V. 46. Tacta. – En el momento de nacer el niño, la madre lo depositaba en tierra e invocaba en su favor a la diosa Ops, opem ferre; luego el padre lo levantaba, tollebat, y se dirigía a la misma diosa bajo el nombre de Levana, levare, sin cuya ceremonia no se consideraba legítimo ningún nacido: de ahí la frase tollere liberos, criar hijos.
V. 63. Capaneus. – Uno de los siete caudillos que acompañaron a Polinice al sitio de Tebas, donde murió herido por el rayo de Jove; su desolada esposa Evadne arrojáse a la pira que consumía sus restos mortales.
V. 67. Semele. – Hija de Cadmo, amante de Jove y madre de Baco.
V. 77. Tiphy. – Constructor y piloto de la nave de los Argonautas.
IV
V. 1. O qui. – Esta elegía la dedica a Máximo, uno de sus mejores amigos, a quien se recomienda en varias epístolas, fiando que su elocuencia y prestigio alcancen lo que se niega a las repetidas instancias del autor.
V. 3. Patrii. – El año 743 de la fundación de Roma se nombró cónsul a Máximo, padre del joven a quien escribe veinte años después.
V. 63. Taurica. – La península de Crimea.
V. 65. Thoantis. – Toas, hijo de Borístenes y rey de Crimea, adonde Artemisa condujo a Ifigenia cuando iba a ser inmolada.
V. 73. Triviae. – Sobrenombre de Artemisa o Diana, que presidía las encrucijadas, defendiendo a los viajantes.
V
V. 1. O mihi. – Parece aludir a Sexto Pompeyo, amigo generoso que puso a disposición del vate su influencia y su caudal, y le infundió alientos cuando mayor era su desconsuelo, aunque prohibiéndole por cautela que lo nombrase en sus versos, lo cual no impidió que éste le deseara toda clase de felicidades y bienandanzas en el seno de su adorada familia.
VI
V. 1. Tempore. – En antiguas ediciones, la elegía
VI ;aparece unida a la anterior.
V. 7. Inda… Bellua. -El elefante.
V. 19. Bis. – Dos años. Había salido de Roma en las postrimerías del 762, y terminó este libro a fines de otoño del 764.
V. 39. Deficio. – Hasta entonces habíale sostenido la esperanza de verse un día reintegrado a la patria; mas viendo pasar un año y otro sin que obtuviesen el menor éxito sus instancias, el desaliento se apodera de su ánimo, y su cuerpo desfallece como si quisiera inclinarse a la tierra, que había de recoger pronto sus mortales despojos.
VII
V. 1. Bis me sol. – Esto se escribía en la primavera del 765.
V. 2. Pisce. – Piscis el signo último del Zodíaco donde, entra el sol en febrero, para salir en marzo tocando al de Aries.
V. 7. Vinacula. – Ligadura sellada puesta a las cartas,, y que hoy se usa en los paquetes postales de cierto tamaño.
V. 13. Canes. – Bajo el vientre de Escila ladraba de continuo una traílla de perros; absurda creación que rechazaban los espíritus selectos.
V. 13. Chinmeran. – Monstruo con la cabeza de león, el vientre de cabra y el resto del cuerpo de dragón, que vomitaba llamas, y vino a morir a manos de Belerofonte: es una personificación del volcán conocido por el mismo nombre en Faselis de Licia. Homero y Hesíodo describen de diferente modo la Quimera, lo que prueba que las tradiciones eran bastante confusas.
V. 15. Cuadrupedes. – Los Centauros.
V. 16. Virian. – Gerión.
V. 16. Canen. – El Cerbero.
V. 17. Sphinga. – La Esfinge griega se representa en forma de león alado, con busto y cabeza de mujer; pasaba por hija de Tifón y la Quimera, y se dio muerte cuando Edipo descifró el enigma cuya solución propuso a los de Tebas.
V. 17. Harpías. – Monstruos con cabeza de mujer, alas y garras de ave de rapiña.
V. 17. Serpentipedes. – Los Gigantes de colosal estay colas de dragón, sepultados por su arrogancia en las entrañas del Etna, cuyas erupciones dieron argurnento a la guerra de aquéllos con los habitadores del Olimpo.
V. 18. Gigen. – Giges o Gías, uno de los tres Gigantes de cien brazos.
V. 18. Virum – El Minotauro.
VIII
V. 10. Rura paterna. – El poeta tenía su patrimonio rural en el país de los Pelignos.
V. 20. Languidus. – Este magnífico verso nos induce a respetar al caballo viejo que ganó cien veces el premio de la carrera, dejándole pacer libre en los prados, sin exponerle a un fracaso que desluzca sus éxitos anteriores.
V. 24. Rude – El gladiador cargado de años y servicios, cuando se sentía inútil para luchar en la arena, imploraba desde ella su retiro, y recibía una vara que te dispensaba de seguir en su peligrosa profesión.
V. 45. Delphi, Dodonaque. – Se prestaba una fe ciega a los oráculos de Delfos y Dódona.
IX
V. 1. Si licet. – Ignoramos quién fuese este sujeto que, pisoteando la santidad de la desgracia, se enconó tan brutalmente con el poeta y le obligó a desfogar su resentimiento y a fulminar amenazas en términos severos, callando su nombre, indigno de que lo pronunciasen personas honradas.
V. 4. Novies… decem. – Debían ser las antiguas millas, menos largas que las actuales, porque Ciófano afirma que Roma no distaba de Sulmona más que 70.
V. 6. Consul uterque. – Hircio y Pansa, cónsules en el 711, que perecieron el mismo día de la batalla de Módena contra Antonio.
V. 10. Tribus… quater. – Un año.
V. 13. Hace est. – Las fiestas de Minerva, llamadas Quinquatrías porque duraban cinco días, comenzaban el 19 de marzo, consagrado a la diosa, y en el siguiente se verificaban los combates: nació, pues, Ovidio el 20 de marzo.
V. 16. Insignes. – De todos sus insignes, maestros no conocemos más que a Aurelio Fusco y M. Pornio Latrón, a los que cita Séneca en sus Controversias.
V. 17. Frater. – Lucio.
V. 29. Lato clavo. – Al tocar en la edad viril vestían la laticlavia los caballeros que aspiraban a desempeñar funciones públicas.
V. 34. Viris… tribus. – Los triunviros, cuyos servicios se asemejaban a los de nuestros jueces de paz.
V. 35. Clavimensura. – La augusticlavia, túnica guarnecida de una franja de púrpura, con botones como cabezas de clavos.
V.44. Macer – Macer de Verona, además de los poemas naturalistas que Ovidio enumera, compuso otro sobre la guerra de Troya.
V. 47. Ponticus. – Escribió un poema sobre el sitio de Tebas.
V. 47. Bassus. – Anfidio Baso publicó otro sobre la guerra con Germania.
V. 51. Vidi tantum. – Virgilio murió el año 19 antes de jesucristo, cuando Ovidio contaba cuarenta y cuatro años.
V. 51. Tibullo. – Murió en el mismo año que Virgilio, a los cuarenta y cinco de edad.
V. 53. Gallo. – Propercio falleció el 15 antes de jesucristo, y Galo el 26.
V. 54. Quartus – El primero, Galo; el segundo, Tibulo; Propercio, el tercero, y el cuarto, Ovidio.
V. 58. Barba resecia. – Los jóvenes comenzaban a afeitarse a los veinte o veintidós años.
V. 61. Multa. – Se refiere a las elegías que quemó por estimarlas indignas de la publicidad.
V. 96. Decies. – La olimpíada constaba de cuatro años; mas como en cada una se incluía el primero de la siguiente, venía a resultar de cinco.
Notas al libro quinto
ELEGIA I
Verso 1. Hunc libellum. – Se compuso en los 765 Y 766.
V. 11. Caystrius. – El cisne se llamó Caistro por la hermosura y abundancia de estas aves en las cercanías del riachuelo de Éfeso que lleva el mismo nombre.
II
V. 13. Paeantius – Filotectes.
V. 73. Zanclaea. – Zanclea, antigua ciudad de Sicilia, sobre la que se levantó más tarde Mesina; algunos denominan a toda la Sicilia con este vocablo, derivado de la hoz que Saturno dejó caer sobre sus campos como símbolo de fertilidad.
III
V. 1 – Illa dies. – El 15 de las Calendas de abril, o sea el 18 de marzo.
V. 22. Sírimona. – El Estrimón, río de Tracia.
V. 29. Illo. – Capaneo.
V. 39. Licurgi – Rey de Tracia y enemigo de Baco, que se armó de un hacha para destruir los viñedos de sus territorios.
V. 40. Pentheos. – Rey de Tebas, despedazado por su madre y su tía en castigo de oponerse a las orgías de Baco.
IV
V. 25. Menoetiaden. – Patroclo.
V. 25. Qui coinitavit. – Pílades.
V. 26. Aegiden. – El hijo de Egeo, seductor de Ariadna.
V. 26. Eurialum. – Eurialo, el amigo entrañable de Niso.
V
V. 3. Laertius. – Ulises, hjo de Laertes.
V. 34. Fratribus. – Eteocles y Polinice.
V. 38. Bathiades. – El hijo de Bato, Calímaco.
V. 44. Aetion Icariusque. – La hija de Etión es Andrómaca, y la de Icaro, Penélope.
V. 53. Echionius. – Equión, compañero de Cadmo, el fundador de Tebas.
V. 53. Vir. – Capaneo.
V. 55. Nobilis una. – Alcestes.
V. 58. Laodamia. – La esposa de Protésilas.
V. 62. PyIios. – Néstor, rey de Pilos.
VI
V. 10. Autamedontis. – El guía del carro bélico de Aquiles.
V. 11. Polalirius. – El hijo de Esculapio, que prestó sus servicios médicos durante el sitio de Troya.
V. 25. Agamemnone. – Orestes, el hijo de Agamenón.
V. 38. Hibla. – Monte de Sicilia, famoso por la miel que sus abejas producían.
VII
V. 35. Euboicis. – La isla principal del Egeo, que se extiende al frente de Atica, Beocia y Tesalia, en cuyo mar naufragó la escuadra de los griegos, sorprendida por una tempestad, y Nauplio acabó de dar cuenta de las pocas naves que quedaron indemnes con el engañoso faro que encendió en el promontorio de Cafarea.
VIII
V. 2. Non adeo. – Vuelve a la carga contra el sujeto a quien sacó a la vergüenza en la elegía IX del libro anterior, echándole en cara su proceder despreciable.
V. 9. Rhamnusia. – Némesis o Rannusia, por el templo que se le levantó en Ramno, arrabal de Atica.
IX
V. 1. Tua nomina. – Esta elegía gratulatoria rebosa el fervor de un himno entusiasta y espontáneo, y se supone escrita, en pago de los múltiples favores recibidos, a Sexto Pompeyo, uno de los pocos que socorrieron al náufrago en la deshecha borrasca que amenazó poner fin la carrera de sus días, y no le olvidó en el destierro, trabajando sin cesar por el indulto o la conmutación de la pena; pero quiso que sus gestiones permaneciesen ignoradas y prohibió al poeta señalarle particularmente; de ahí que no conozcamos con certeza al personaje a quien alude, que sería famoso en su edad y las venideras si hubiese permitido publicar su nombre. Épocas tristes aquellas en que la nobleza del proceder y la defensa del desventurado solicitan la sombra como las fechorías del crimen, temerosas de perjudicar al defensor y al defendido, ocasionándole la ruina que se pretende evitar.
XV
V. 1. Ter frigora. – Salió de Roma en diciembre del 762 y llegó a Tomos en la primavera siguiente, por lo cual se refiere al invierno del 773, con los del 64 y 65.
V. 7. Solstitium. – El solsticio de verano.
V. 8. Bruma. – El del invierno.
XI
V. 9. Exsul. – No se resigna al calificativo de desterrado, puesto que no se le privó de sus riquezas ni derechos, gracias a la benignidad un poco dudosa del César, a quien adula con exceso, olvidando la entereza que tanto dignifica a las víctimas de injustas persecuciones.
V. 12. Anyti… reo. – Sócrates acusado de impiedad por Anito, Melito y Micón.
V. 15. Nullum. – Sócrates no escribió su doctrina, pero Platón, Jenofonte y otros discípulos se encargaron de transmitirla a la posteridad, con sus dichos y hechos memorables, y pocos filósofos han ejercido, gracias a la difusión y buen acogimiento de su escuela, un influjo más decisivo en la marcha de la humanidad.
V. 47. Fabricator. – Perilo.
XIII
V. 22. Trinacria. – Dióse en la antigüedad a Sicilia el nombre de Trinacria por sus tres promontorios: el Lilibeo, el Peloro y el Paquino.
XIV
V. 37. Admeti uxor. – Alcestes.
V. 38. Iphias. – Evadne, hija de Ifias y esposa panco.
V. 39. Phylaceia. – Laodamia, nieta de Filaces por su casamiento con Protésilas.