Una diosa querida por los griegos
La diosa Atenea era una de las deidades más queridas y veneradas por los antiguos griegos, no por nada dicha diosa fue honrada como la patrona de la mayor polis griega, Atenas. Ciudad que, según relata el mito clásico, la sabia diosa disputó con Poseidón, el dios de los mares. Utilizando sus poderes, Poseidón regala a los atenienses una bella e intrincada fuente de agua salada que hace brotar del suelo con su tridente. Si bien en un principio los ciudadanos creyeron que el regalo del dios de los mares sería imposible de superar, Atenea utiliza su sabiduría, algo que la caracterizaba, y otorga a los atenienses un regalo que logra cautivar sus corazones: el olivo. Árbol cuyo fruto se convierte en un aspecto fundamental de las culturas mediterráneas.
El relato anterior es muy importante a la hora de comprender a la diosa Atenea como figura mitológica, ya que esta era una diosa tan querida por los griegos que su presencia fue incluida en la mayoría de los antiguos mitos, razón por la cual, con cada mito e historia, la diosa fue ganando distintas responsabilidades, poderes y tareas. Desde diosa de la sabiduría y la guerra justa, hasta diosa patrona de la ciudad de Atenas e hija favorita de Zeus, el rey de los dioses, Atenea es ciertamente una de las figuras más importantes y fascinantes tanto de la mitología griega como de la mitología romana.
En este artículo hablaremos exclusivamente sobre las responsabilidades y tareas sobre las cuales presidía la diosa Atenea. Para mayor información sobre otros aspectos de la diosa, su historia, orígenes, mitos, fiestas y leyendas, puedes dirigirte al siguiente artículo: Atenea la diosa griega de la sabiduría.
Guardiana de Atenas
Como mencionamos al principio de este artículo, una de las tareas más importantes de la diosa era la protección de la ciudad de Atenas. Cuando ejercía esta función los griegos denominaban a la diosa como Palas Atenea (epíteto que la diosa gana tras aniquilar al gigante Pallas durante la guerra celestial conocida como la Gigantomaquia). Por regla general se la representaba vistiendo una armadura, fiel a su imagen de guardiana protectora, y blandiendo una larga lanza junto a su égida (escudo que obtuvo de su padre).
Según los relatos antiguos, en el Partenón se hallaba una gran estatua en marfil esculpida por el talentoso Fidias, escultor emblemático de la antigua Grecia, y cuyo exterior había sido laminado en oro (estilo denominado como criselefantino). Esta estatua era comúnmente denominada como Atenea Pártenos (Atenea la Virgen) y, según creían los griegos, de su integridad dependía el favor de la diosa hacia la ciudad. La obra representaba a Atenea sosteniendo a la diminuta Niké, diosa de la victoria, y vistiendo su armadura y equipo de combate completo (la panoplia griega).
La estatua original fue destruida con el colapso de la sociedad griega, principalmente debido al costoso valor de sus materiales. No obstante, en el presente existe una cantidad considerable de reconstrucciones.
Figura nacional
El rol de Atenea como patrona de Atenas tuvo una influencia considerable en la cultura occidental. Influencia que ha llegado intacta hasta nuestros días. Atenea era el símbolo de la democracia y la libertad, y en efecto, muchas de las personificaciones ginomórficas de las naciones (el ginomorfismo es la representación de un objeto o concepto en forma de una mujer), como por ejemplo Marianne, la personificación de la República Francesa, o Britania, la personificación del Reino Unido, están directamente basadas en Atenea. Siguiendo esa característica de la democracia ateniense de personificarse a sí misma e idealizarse en la figura de la sabia y justa Atenea.
Diosa de la virginidad y la modestia
Atenea fue una de las tres diosas vírgenes entre las diosas olímpicas. Por lo tanto, y también representada como Atenea Pártenos, se encargaba de presidir sobre la modestia de las jóvenes atenienses.
Diosa de la sabiduría
Según la versión más popular del mito del nacimiento de la diosa Atenea, relatada por el gran poeta Homero, recordemos que los griegos solían tener versiones distintas para los mismos mitos dependiendo del poeta que lo escribió, Atenea no tenía una madre. En otras versiones se interpreta que su madre fue indirectamente la titánide Metis. Deidad que es devorada por Zeus luego de que esta profetizara la llegada de un hijo que lograría derrocarlo (según la versión de Hesíodo no es Metis, sino que fueron Urano y Gea quienes realizaron tal profecía, y Metis, la primera esposa de Zeus, fue quién pagó el precio por la paranoia del poderoso dios).
No obstante, ambas versiones del mito concuerdan en que Atenea nace de la cabeza de Zeus. Un día Zeus siente un gran dolor en su cabeza, un dolor indescriptible e incompresible por los mortales, que lo lleva a retorcerse y quejarse con gran angustia y padecimiento. Consternado por el dolor que azotaba a su padre, Hefesto, dios griego de la fragua, toma su hacha minoica de doble filo, el labrys, y arremete contra la cabeza de su progenitor con el fin de liberar la presión. Del tajo en la frente del rey de los dioses brota una diosa completamente adulta y vistiendo armadura: Atenea.
Debido a que Atenea se gestó en la cabeza del más importante de los dioses griegos se le adjudica, lógicamente, la sabiduría como una de sus características y obligaciones más importantes.
Durante sus orígenes representaba el conocimiento puro. Sin embargo, con el pasar del tiempo comenzó a representar también el razonamiento, la sabiduría y el poder de la reflexión. Por esta razón, la diosa representaba también la estrategia militar y el planeamiento.
La guerra justa y la estrategia
Debido a su carácter sabio, Atenea era además la diosa de la estrategia y la guerra justa. Los griegos tenían varios dioses marciales, y a diferencia de los romanos, quienes asignaban a Marte todo lo relacionado con la guerra, los dioses marciales griegos se ocupaban de un aspecto marcial específico.
Si bien el dios Ares es comúnmente reconocido como el dios marcial por excelencia de los griegos, este en realidad se ocupaba de un aspecto específico de la guerra: la violencia en batalla y el odio hacia el enemigo. Ares era un dios belicoso y violento, mientras que Atenea representaba a la estrategia y la nobleza en batalla así como a la guerra gestada bajo motivos justos (una guerra defensiva, el auxilio a un aliado en dificultades, etc.). Debido a esto ambas figuras chocaban por lo general en el campo de batalla, como es el caso de lo relatado en la Ilíada. Conflicto en el cual los dioses olímpicos se encontraban divididos en dos bandos. Un bando que pujaba por los troyanos y otro por los aqueos (griegos). No obstante, y a pesar de la división, Zeus impone un pacto de neutralidad entre todos los dioses, quienes no debían atacarse entre sí con el fin de evitar una contienda celestial. Atenea rompe este pacto desviando una flecha (o una lanza dependiendo de la traducción) y logrando rozar a Ares debido a que esta se hallaba asqueada a causa la violencia desmedida del virulento dios. Atónito, Ares abandona el campo de batalla y vuelve al Olimpo a protestar ante Zeus.
El relato anterior es una clara alegoría por parte de Homero hacia la dualidad que existe en la guerra. Así como de la repulsión que un guerrero noble y justo debe sentir hacia la violencia desmedida.
Atenea y los héroes
Atenea fue junto con Hermes, Dionisio y Apolo una de las deidades más amigables con los mortales y la humanidad en su conjunto. Además de ser la patrona de las artes la diosa asistió en sus tareas a un gran número de héroes. Como por ejemplo Perseo, quien logra vencer a la gorgona Medusa gracias al escudo pulido que le suministró Atenea. Otro de los seres humanos beneficiados por su ayuda fue Heracles (Hércules para los romanos), quien pudo abatir a las aves del Estínfalo gracias a la ayuda de la diosa.
No obstante, debido a su carácter de diosa de la guerra justa, Atenea tenía gran respeto y cariño hacia los guerreros que demostraban nobleza y justicia en el campo de batalla. Entre estos guerreros encontramos a:
Diomedes
De todos los héroes fue Diomedes ciertamente le más querido y beneficiado por la diosa, ya que este fue uno de los guerreros más nobles y justos en toda la antigua Grecia. Diomedes era el padre de Tideo, a quien la diosa también favorecería en el futuro, y su carácter justo llevó a que le brinde su ayuda y consejo incluso sin necesidad de que este le implore o rece. Así mismo, la diosa se aparecía ante el héroe en su forma celestial, algo extremadamente raro, ya que los dioses por regla general se aparecían ante los mortales asumiendo una forma humana o animal.
Tideo
Durante varios años Tideo fue el guerrero favorito de Atenea. Al punto de intentar beneficiarlo con el elixir de la inmortalidad luego de que una herida en batalla lo dejase abatido y moribundo en el suelo. Desafortunadamente e impulsado por la ira, el miedo y la desesperación, Tideo, que hasta ese entonces había sido un guerrero noble, cometió un acto de salvajismo inusual al morder y devorar en un acto de locura el cerebro expuesto de su enemigo (mismo contrincante que lo había herido de muerte), razón por la cual la diosa se decepciona y abandona al guerrero a su suerte perdiendo este la vida tras unos momentos de agonía.
Odiseo y Telémaco
Odiseo y su hijo Telémaco, héroes de La Odisea, fueron otros de los humanos más queridos por Atenea, viéndose beneficiados varias veces por la misma durante sus travesías, batallas y contiendas por el poder de Itaca.
Atenea y la humanidad
Otro de los detalles de importancia de la diosa Atenea fue su rol en la creación misma de los seres humanos. Durante la Titanomaquia, es decir la contienda entre Zeus y sus aliados contra los titanes, algunos de los titanes no fueron condenados a las oscuridades abismales del Tártaro, ya que no participaron en la batalla manteniéndose neutrales. Dos de estos titanes fueron los hermanos Prometeo y Epimeteo.
Terminada la guerra, se les encargó la tarea de crear a la humanidad y otras formas animales; razón por la cual el titán Prometo confeccionó una figura de barro con apariencia humana. Fue entonces que Atenea respiró sobre el pecho de la figura, dándole así vida y su primer latido. Epimeteo, por su parte, debía otorgar sus cualidades a los distintos seres vivos de la tierra. Pero cuando llegó a los seres humanos este ya había entregado y repartido todas las cualidades buenas, por lo que, para remediar esto y principalmente muy acongojado por la sombría y patética existencia de los seres humanos, Prometeo decide hacer que los seres humanos se paren en dos piernas como los dioses y devolverles la llama del conocimiento, la cual Zeus había quitado a la humanidad y guardado en el Olimpo en un acto extremo de desafío.
No obstante, el rol de la diosa iría más allá de ayudar al titán a moldear a la humanidad, y esta ayudaría al titán rebelde a robar la llama del Olimpo. El titán Prometeo sufrió un cruento castigo tras robar exitosamente la llama y ser descubierto. Atenea, quien era la hija predilecta de Zeus, sufrió solo un castigo simbólico.
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