La legión romana
La legión (en latín: legio, plural legiones) era la división militar más grande de Roma, y las mismas solían ser creadas todos los años dependiendo de las necesidades bélicas de los romanos en ese momento. Durante gran parte de la historia de la República romana las legiones eran de carácter temporal. Es decir, se disolvían al finalizar el año o al terminar la campaña militar o conflicto bélico para el cual habían sido requeridas. Tras las históricas reformas de Mario en el año 107 a. C. las legiones gradualmente pasaron a tener un carácter más permanente, aunque la verdadera permanencia en el tiempo llegaría durante los tiempos imperiales. Su número de hombres variaba en gran medida. Teóricamente una legión regular debía constar de 6.000 soldados romanos de infantería, aunque en ciertas ocasiones solían constar de solo 3.500 hombres (sobre todo si se sufrían bajas durante una guerra). Dándoles así un número de soldados relativamente similar al de una brigada en la actualidad.
Las legiones de la República romana
Las primeras legiones
Las legiones cambiaron en gran medida con cada reforma militar. Las reformas de Camilo en el año 390 a. C. introdujeron el concepto de legión a Roma, y hoy denominamos a estas legiones como las legiones Camilianas. Décadas más tarde, entre los años 320 a. C. y 290 a. C., en pleno transcurso de las Guerras samnitas, los romanos reforman a sus ejércitos considerablemente e introducen a los manípulos (una división táctica de alrededor de 120 hombres conformadas por dos centurias de 60 hombres). Las legiones resultantes de esta reforma son hoy conocidas como las legiones Polibianas (ya que es a través del historiador griego Polibio de quien mayor información al respecto hemos obtenido). Su manera de entablar el combate se suele denominar como el sistema manipular.
El arquetipo de una legión Polibiana eran 20 manípulos completos (40 centurias) y 10 manípulos medios o semis, más las turmae de caballería y los grupos de escaramuzadores (por lo general velites). Gracias a la introducción de los manípulos y la organización en tres líneas principales de combate conformadas por hastati, principes y triarii, tiene origen la formación triplex acies, el esquema y táctica de combate más característico de las legiones romanas a lo largo de su historia.
Tras las reformas de Mario
Las cohortes (en latín: cohors, plural cohortes) fueron una unidad táctica introducida en los ejércitos romanos durante las reformas de Mario a partir del año 107 a. C. en adelante. Las mismas equivalían a la décima parte de una legión y reemplazaban al manípulo como la unidad táctica principal. Una cohorte regular solía tener al rededor de 480 hombres (aunque debido a las bajas y los problemas de logística a lo largo del transcurso de una guerra era normal ver cohortes de 300 a 350 hombres). En total por legión se hallaban 10 cohortes sumando entre estas 60 centurias de 80 soldados y 20 sirvientes/trabajadores no combatientes cuya tarea era hacer los trabajos de mantenimiento del armamento y construir la tienda de campaña en los contubernios. (Mario con sus reformas incrementa el número de soldados por centuria de 60 a 80).
Con el pasar del tiempo los romanos agregan un tipo de cohorte especial a cada legión, la prima cohors (primera cohorte) compuesta por unos 980 hombres (razón por la cual también se la denominaba como cohorte miliaria) divididos en centurias especiales de 150 hombres. Una legión regular solía estar conformada por una cohorte prima y nueve cohortes regulares.
Las legiones del Imperio romano
Con la llegada del Imperio romano la legión continúa siendo organizada en cohortes y se vuelve prácticamente universal la utilización de una cohorte más fuerte que el resto (la primera cohorte). Durante la época imperial se introduce la cohors equitata (cohortes de caballería) y varios otros tipos de cohortes especializadas como las cohortes de pretorianos (los pretorianos por lo general formaban su propia legión, separada de las legiones comunes).
Un gran cambio en la composición de las legiones imperiales tuvo lugar con el paso del tiempo y el crecimiento geográfico del Imperio. En un principio, durante gran parte de la historia de la República romana, las legiones solo estaban compuestas por los habitantes de Roma. No obstante, el insaciable requerimiento de legionarios del Imperio llevó a que las legiones romanas se abran a hombres provenientes de las colonias (algo que técnicamente ya había comenzado durante el último siglo de la República con Mario y sus reformas, aunque Mario solo abrió las legiones a otros pueblos itálicos cercanos a Roma). Según el historiador David Stone Potter hacia los tiempos del emperador Trajano cuatro de cada cinco legionarios provenían de las provincias.
Si bien durante los primeros siglos de la República romana las legiones eran temporales, es decir se creaban para una campaña militar específica, y tras las reformas de Mario comenzaron a tener un carácter más permanente, fue durante los tiempos imperiales que gran parte de las legiones comenzaron a ser permanentes y establecidas. Teniendo sus castra (campamentos militares) establecidos en un lugar específico del Imperio (generalmente las fronteras) y fortificados con murallas. Debido a las constantes invasiones y conflictos fronterizos, así como a la misma expansión del imperio, era común que las legiones marchen de un lugar a otro intentando fortificar la frontera romana.
Podemos ver un ejemplo de lo mencionado anteriormente en el siguiente mapa, el cual muestra el despliegue de las legiones romanas alrededor del año 211 d. C.
Identificación, enseñas y nombres
En los principios de la República romana cada legión tenía su propio signum (enseña que representaba a toda la legión); entre los que hallábamos a la loba capitolina, el jabalí, el caballo, el buey, etc. No obstante, tras las reformas de Mario el signum del aquila (el águila romana) se universalizó para todas las legiones -el águila era una simbología muy poderosa, ya que representaba a Jupiter Optimo Maximus, razón por la cual se la solía recrear con sus garras aferradas a los rayos de Júpiter–. Durante el Imperio comenzamos a ver nuevamente legiones con sus propios emblemas. Por ejemplo la Legio III Gallica utilizaba un buey y la Legio II Parthica un centauro.
Nota: cada centuria, manípulo y cohorte continuó teniendo sus enseñas y emblemas particulares. El signum podía estar hecho a partir de oro, plata o bronce y se fijaba sobre el extremo superior de una lanza.
Cada legión estaba además identificada por un número, y su estandarte solía identificarla con la abreviatura LEG seguida de su número. Por ejemplo, la decimotercera legión de Julio César, famosa por su rol crucial durante la Guerra de las Galias, se identificaba como LEG·XIII. Durante los tiempos del Imperio era muy común que cada legión tenga además un nombre. Por ejemplo la legión XX de principios del Imperio romano (aunque existe la duda sobre si fue reclutada primeramente por Julio César a finales de la República romana) era conocida como la Valeria Victrix (Valeria victoriosa) o, abreviada, LEG·XX·V·VIX.
Un nombre común para las legiones del Imperio era el lugar geográfico o la provincia donde la legión fue creada. Esto no significaba que la legión quedaba estática en dicho lugar. Por ejemplo a principios del siglo III d. C. la Legio III Gallica estaba desplegada en Siria mientras que la Legio II Parthica estaba desplegada en Italia.
Legiones repetidas y legiones gemelas
Quizás algo confuso al estudiar las legiones en los distintos períodos de la historia romana es el hallar legiones con un mismo número o nombre existiendo en simultáneo. Esto era común en los períodos de caos, como las guerras civiles. Por ejemplo, tras el fin del Segundo triunvirato Augusto toma bajo su poder las legiones pertenecientes a Marco Antonio y queda con alrededor de 50 legiones, varias de estas legiones duplicadas. También solía ocurrir durante períodos de crisis el que una legión fuese dividida para enfrentar a dos enemigos a la vez. Tras ser reforzadas con el paso del tiempo quedaban así dos legiones completas con el mismo número y nombre. Con el fin de evitar confusiones una de las dos legiones era renombrada como Gemina (gemela). Por ejemplo en el mapa anterior vemos a las legiones X Fterensis y X Gemina así como también a las legiones VII Claudia y VII Gemina (debemos notar que el cognomen Gemina también era utilizado para legiones constituidas con fragmentos de varias legiones).
Mando de la legión
Mando de la legión en la República
Anteriormente a las históricas reformas de Mario las legiones podían estar comandadas ya sea por un magistrado superior como un cónsul (algo que se hizo cada vez menos común con el pasar del tiempo debido al crecimiento del ejército romano, el cónsul era el comandante en jefe de todo el ejército) o un pretor. A su vez una legión también podía estar comandada por un gobernador provincial o, en muchos casos, por un general experimentado de la clase patricia apuntado directamente por el cónsul. No obstante, cada legión también tenía en su estructura de mando a los tribunos militares; hombres jóvenes de familias poderosas que ejercían como comandantes de la legión si la misma ya no estaba siendo comandada por alguna de las jerarquías mayores anteriormente mencionadas. Esta tribunicia era uno de los primeros escalafones del cursus honorum, el orden secuencial de cargos públicos, tanto políticos como militares, que un hombre romano de buena familia debía ir asumiendo y completando a lo largo de su vida. En total había seis tribunos por legión, y el mando iba rotando entre estos de a dos a la vez.
Con las reformas de Mario (107 a. C. en adelante) se formaliza el mando de la legión bajo la figura del legado (en latín legatus, plural legati), quedando los seis tribunos como oficiales subordinados a este. El legado era el oficial de mayor jerarquía en la legión y el ayudante y lugarteniente del general en jefe del ejército, por lo general un cónsul o un gobernador. Los legados recibían gran parte del botín de guerra, algo que generalmente atraía a figuras de poder a buscar dicha posición.
En este nuevo esquema los tribunos se ubicaban en la jerarquía de mando entre el legado y los centuriones. No obstante, los seis tribunos no eran iguales. Uno de los tribunos era el tribuno laticlavo (tribunus laticlavus), un hombre de la clase senatorial que actuaba como segundo al mando del legado y, en ocasiones, podía asumir el mando temporal de la legión. Los otros cinco tribunos eran tribunos angusticlavos (tribuni angusticlavii) hombres de la clase ecuestre que contaban con experiencia militar pero sin poder de mando.
Mando de la legión en el Imperio
Con la llegada del emperador Augusto y la reestructuración del ejército romano imperial el rango de legado es ampliado. Por ejemplo, un Legatus Augusti pro praetore o legado imperial, era un legado que comandaba dos o más legiones y un Legatus legionis era un legado que comandaba una legión específica (generalmente una legión fuerte o de élite). Los Legatus legionis solían ser ex-pretores.
Otro cambio de importancia en el mando de la legión fue el hecho de que los centuriones podían ser promovidos al rango de tribuno angusticlavo.
Alimentación de los legionarios
Durante la campaña los legionarios romanos solían tener dos comidas: el prandium (similar a un desayuno) y la cena (el nombre en latín es indicativo). Durante la marcha estas comidas consistían en su gran mayoría en trigo el cual era preparado a manera de pan. Además de trigo los legionarios podían recibir, y dependiendo del aprovisionamiento de la legión, otros tipos de granos, aceite de oliva, raciones de carne de cerdo preservada en sal, lentejas, sal o queso. Véase el artículo sobre la marcha de los romanos para mayor información.
Los castra
Los castra (singular castrum) era como los romanos denominaban al campamento militar de una o varias legiones. Los mismos estaban construidos en plazas cuadrangulares rodeadas por al menos un agger, una fossa y un vallum como defensas perimetrales. Los campamentos permanentes (stativus) solían tener también una muralla, como por ejemplo el Castrum pretoriano o la fortaleza de Iciniacum. Las barracas (en caso de un campamento permanente o stativa) o tiendas contuberniales (en caso de un campamento temporal) dentro de los castra estaban dispuestas y organizadas en bloques simétricos, dejando un espacio para varias calles transitables entre estas. Los castra contaban además con cuatro accesos principales ubicados cada uno en los lados del campamento. Estos accesos formaban dos avenidas perpendiculares que permitían que el grueso de las tropas se movilice rápidamente dentro del campamento. Además de las barracas otros puntos de interés de los castra eran el pretorio (praetorium, recinto del comandante) y el altar de sacrificios a los dioses.
Una de las ventajas de los castra permanentes era la presencia de medici (médicos) capaces de realizar cirugías rudimentarias y aislar a los legionarios enfermos (limitando así el crecimiento de epidemias). Así mismo, estas castra permanentes también contaban con profundos pozos de agua, lo que permitía obtener agua limpia y limitar las enfermedades como el cólera.
Para mayor información sobre la distribución de los contubernios y su organización dentro del campamento y las fortalezas romanas diríjase al artículo sobre los campamentos y fortalezas romanas.
Artículos sobre las Divisiones del ejército romano:
– Los contubernios
– Las centurias
– Los manípulos
– Las cohortes
– Las legiones (usted está aquí)