Introducción
Las guerras Marcomanas, es el nombre que se da a la serie de conflictos contra los bárbaros germanos en la frontera septentrional del imperio durante el reinado de Marco Aurelio. Esta serie de interminables conflictos ocurrió en un tiempo en que el Imperio Romano se encontraba en una difícil posición debido a una reciente guerra contra el Reino de Partia y una peste devastadora que había terminado con la vida de decenas de miles de ciudadanos romanos, la denominada peste antonina.
La invasión germana tomó a los romanos por sorpresa, quienes tras siglos de haber mantenido su territorio libre de invasores, se ven ahora avasallados en su propio patio trasero. En efecto, la invasión fue tan inesperada y brusca que Roma no poseía un ejército lo suficientemente grande y preparado para enfrentar y repeler a los invasores. Fue entonces Marco Aurelio, el denominado Emperador Filósofo, quien escribió libros tan importantes como sus Meditaciones, quien se encarga de levantar y organizar un poderoso ejército de dimensiones poco vistas hasta ese entonces para así intentar repeler a las violentas hordas de invasores germanos. No solo logrando repeler a estos de territorio romano, sino que además este excelso y sagaz emperador prontamente lograría revertir el curso de la guerra y llevar el combate a territorio enemigo.
Antecedentes
Inmediatamente después de la sucesión imperial tras la muerte de Antonio Pio, en la que Marco Aurelio y su hermano adoptivo Lucio Vero tomaron el poder de Roma como coemperadores, una serie de conflictos nefastos sucedieron en tan rápida sucesión de eventos que el Imperio quedó prácticamente de rodillas. Primeramente los neófitos coemperadores debieron enfrentarse contra una revitalizada Partia bajo el mando del rey Vologeses III. Este conflicto requirió de una gran cantidad de hombres, y si bien resultó ser absolutamente exitoso a favor de Roma, hizo que el Imperio Romano deba extraer varias tropas de la denominada frontera septentrional -es decir la frontera con el Danubio- para poder cumplir con los requerimientos de hombres que necesitaban los ejércitos de Oriente.
Esta guerra transcurre entre los años 161 al 166, pero sus consecuencias causarían aún más muertes que el hierro enemigo mismo. Al volver las tropas de Oriente trajeron consigo una peste, de tal magnitud y calibre que la misma devastó no solo a los ejércitos sino a toda la población de Roma y sus provincias. En los ejércitos los legionarios comenzarían a caer como moscas, mermando y flaqueando sus números y formaciones. Soldados veteranos altamente experimentados perecieron no por las armas del enemigo, sino que lo hicieron en un catre de campaña a causa de las pestes.
Características
En Roma los políticos y estrategas sabían o al menos entendían que una guerra de gran magnitud contra los bárbaros Germanos era inevitable. No obstante, debieron de posponerla constantemente debido a la gran cantidad de recursos, provisiones, hombres y esfuerzos que les estaba llevado el vencer a al Imperio de Partia, ciertamente uno de los imperios más poderosos de la región. Históricamente esta serie de conflictos contra los pueblos bárbaros es conocida como Las guerras marcomanas, ya que fueron los Marcomanos quienes presentaron la mayor amenaza y oposición contra Roma. De todas maneras, en ellas además participaron varios otros pueblos y tribus germánicas de la provincia de Panonia y aledaños.
La primer guerra contra los bárbaros (166 – 175) se puede dividir en tres etapas:
- La primera consta de los ataques iniciales y las primeras incursiones en territorio romano por los bárbaros; hasta alcanzar la Península Itálica en sí misma y sembrar el terror de los ciudadanos de Roma a través de saqueos y un nivel de destrucción y matanzas generalizados.
- La segunda etapa consta de la contraofensiva romana y el masivo contraataque que lleva la guerra al norte del Danubio, es decir, al corazón del territorio enemigo. Sin embargo, un ejército romano que sufrió amplias bajas y una revuelta en Egipto por parte de un general romano rebelde llevaron a finalizar la guerra con rapidez en el 175, otorgándole así a los germanos suficiente tiempo para reorganizarse y volver a atacar.
- Y por último la tercera tiene lugar durante la nueva guerra contra los bárbaros que se inicia en el 177, con una nueva rebelión y el quebrantamiento de la paz firmada en 175 por parte de los indómitos germanos, terminando abruptamente con la muerte de Marco Aurelio y los deseos de su hijo y sucesor, Comodo, de volver a Roma para disfrutar del lujo y la pompa.
Años 166 y 167 un tiempo oscuro para Roma
Los primeros ataques tienen lugar en el año 166 cuando marcomanos, cuados, hermunduros y varios naristos cruzan el río Danubio. Eran ataques al azar y sin una lógica estratégica o meta bien establecidas, su clara intención era la de hacerse fácilmente con algunas riquezas al saquear los pueblos a lo largo de la frontera. Fue entonces la legión I Adiutrix, emplazada en la provincia romana de Panonia, la primera fuerza en chocar contra los invasores. Si bien saliendo victoriosos los romanos en primera instancia, ahora los germanos sabían de primera mano lo debilitadas y pobres que eran las defensas fronterizas de las legiones.
Formando una alianza con los victuales los marcomanos deciden atacar en septiembre, con una horda de dimensiones gigantescas. Este ataque aplasta las guarniciones del lugar y destruye o toma una importante línea de fortificaciones fronterizas. El singular y enorme avance por parte de las hordas bárbaras consiguió algo sin igual y no visto desde hacia varios siglos, entrando a la Cisalpina por el paso de Nauportus, las hordas logran ingresar a Italia y saquear territorios romanos.
El problema fue de tal magnitud que el temor comenzó a azotar a los habitantes de toda la región. Temor que no era injustificado, ya que en la zona no se contaba con ninguna legión, y menos aún un ejército, lo suficientemente fuerte como para plantear una resistencia seria hacia los atacantes. Por primera vez, desde el saqueo de Roma cometido por los galos bajo el mando de Breno hacía más de 500 años (saqueo que llevó a Roma a realizar su primer gran reforma militar), o las invasiones teutónicas de hacía 250 años, que la existencia de Roma misma se veía en serios apuros.
Marco Aurelio, quien debió pensar rápidamente en una solución al problema que acontecía, se vio en la necesidad de formar un ejército especial que contenía a gran parte de la guardia pretoriana más las cohortes urbanas y los vigiles -esto de por sí muestra lo desesperada de la situación Romana. Los vigiles eran el equivalente a la policía de nuestros días-. En conjunto a la infantería también se debió armar un ejército con los hombres de marinería de varias flotas -que fueron puestos al mando del pretor Tito Furio Victorino–. Debemos destacar que conjuntamente al ataque general de los Marcomanos y sus aliados los romanos debieron, simultáneamente enfrentar los ataques independientes de otras tribus bárbaras como los cuados y sármatas. La intención estratégica para plantear la contraofensiva se basó en la utilización de las tropas en Panonia para encerrar al enemigo entre dos ejércitos. De frente lucharían contra el ejército de Marco Aurelio y por la retaguardia contra el ejército adicional.
En el año 167 la situación de Roma no parecía haber mejorado. Como si no bastase el asedio de la Toscana, un fuerte revés es sufrido cuando Tito Furio Victorino es abatido junto con el grueso de sus hombres por los marcomanos. Poco después los invasores sitian la ciudad de Aquileya, algo que es hoy considerado como un gran error, ya que le dio tiempo a Marco Aurelio de recibir refuerzos y organizarse.
La organización del ejército Romano y la contra ofensiva
Tras recibir un refuerzo de tropas gracias a la llegada del legado de la Legio XIV Gemnia, Vetio Sabiniano, Marco Aurelio y el coemperador Lucio Vero marchan al norte con un ejército compuesto no solo por las unidades anteriormente mencionadas, sino que además cuentan con contingentes enormes de esclavos pagos y gladiadores -entre éstas fuerzas «especiales» también había varios presidiarios-. Como acabamos de mencionar, la estrategia de los emperadores contaba con la intención de encerrar a su enemigo, con la ayuda de 4 legiones provenientes del ejército de Panonia. La movilización de fuerzas fue de semejante calibre que no solo logró intimidar a sus enemigos, de los cuales muchos se replegaron decidiendo no luchar. Los marcomanos y victuales huyeron hacia el norte y los cuados solicitaron que sea Roma quien seleccionara su nuevo rey.
No obstante Marco Aurelio, pero no así Vero, no confiaba en las intenciones de los germanos y sabía del peligro que representaban a la larga. Sospechas que no resultarían ser infundadas.
Años 168 y 169
A causa del invierno las tropas Romanas se mantuvieron acantonadas en la región de Aquileya, mientras que Marco Aurelio se dedicaba a organizar la campaña que tendría lugar en 168 y a definir los detalles de la solución al problema Germano. Dentro de las decisiones tácticas se decreta la creación de dos nuevas legiones: Las II y III Italica -legiones llamativas, ya que se transforma en legionarios a muchos de los esclavos y prisioneros de la campaña inicial- instalándolas estratégicamente en provincias claves del conflicto; mientras que designa a Helvio Pertinax como legado de la Legio I Adiutix -su tarea consistiría en expulsar de Raetia y Norcium a los marcomanos y sus aliados. Logrando éste objetivo tras una gran y exitosa campaña en el año 169-.
Rebelión en Dacia
Marco Aurelio se encontraba en Panonia, región que se convierte en la puerta del conflicto, cuando llegan las noticias de un levantamiento masivo de dacios libres en la provincia romana de Dacia. Estos dacios no estaban solos y junto a éstos también se debía enfrentar a otras tribus locales. Si bien Dacia se vio fuertemente amenazada durante los siguientes meses, con un gran revés tras la muerte del gobernador Marco Claudio Fronto, fue gracias al accionar de S. Calpurnio Fronto, quien comandara las legiones de Mesia Superior y de Dacia, que se logra derrotar a los invasores y rebeldes.
La muerte del co-emperador Lucio Vero
En el mismo año (169) Lucio Vero, coemperador a Marco Aurelio en la diarquía, muere en el norte mientras iba camino a Roma con Marco Aurelio -la guerra estaba dentro de todo contenida-. Este último decide volver con su cuerpo a Roma para rendirle sus respectivos honores y ritos funerarios. No es clara la causa de su muerte, pero en los escritos de Dion Casio se menciona que Vero fue envenenado tras ser descubierto conspirando contra el propio Marco Aurelio.
Los obvios y longobardos avanzan contra los romanos
Mientras Marco se encontraba en la zona de Roma una nueva gran invasión ocurre por el accionar de los obios y longobardos, quienes tras cruzar el Danubio se enfrentan contra los hombres de Vindex y Candidus siendo prontamente aniquilados. Simultáneamente una nueva invasión en tierra Italiana estaba ocurriendo producto de la incursión de varias tribus germanas. Este acontecimiento no representaría un gran problema y los atacantes serían derrotados con prontitud.
Años 170 a 175
Para ese entonces el curso de la guerra estaba visiblemente a favor del avance romano. Marco Aurelio, quien era totalmente consciente del peligro bárbaro, logra llevar la guerra al norte del Danubio. No obstante no todas serían buenas noticias. Temprano en el 170 Roma sufre un duro golpe cuando, a través de Macedonia, otro grupo de invasores bárbaros llega a Atenas -la Legio V Macedonia había sido utilizada para la defensa de Dacia y la zona se encontraba un tanto desprotegida-. En el 171 se cruza el Danubio y se obtiene una sonante victoria. Una molesta derrota es sufrida cuando son vencidos Siseuma y Vindex.
Como mencionamos Marco Aurelio se encontraba en plenos preparativos para acabar con la amenaza bárbara de una vez por todas, y quizás, aunque es imposible saberlo, pero es entendible por los movimientos estratégicos romanos, anexar los territorios al norte del Danubio como provincias romanas. Para este cometido Marco Aurelio arma uno de los mayores ejércitos vistos en siglos. Además de esto, agiliza los movimientos de tropas con un sistema de refuerzos puntales moviendo no legiones sino simples cohortes de una legión a otra y se valerá de varios numerii.
Primeramente se debían separar los territorios enemigos para así aislar a quienes estuvieran aliados entre si -principalmente la alianza entre marcomanos y sármatas- por lo que el primer lugar en el que cae la incursión romana es en territorio cuado. Los bárbaros conscientes de lo que se les avecinaba comenzaron a tratar de amigarse con roma echando toda la culpa de las invasiones a los marcomanos -tachando a estos como totalitarios que obligaban mediante las armas a los demás pueblos a levantarse-; los cuados incluso devuelven fortificaciones y territorios tomados a los romanos.
La leyenda Germania Svbacta en una serie de monedas nos indica que ya para el año 172 la guerra estaba totalmente bajo control de la supremacía romana. Pero esta leyenda se refiere al sometimiento de los marcomanos en el 172. En el 173 tiene lugar una monumental batalla, tan importante, que se logra la victoria contra Bohemia, Moravia y Hungría.
Los cuados se rinden en el 174, mientras que los sármatas lo hacen en el 175, año en el que se firmaría una paz general. Con dicha paz la posición de Roma se fortalece en la frontera septentrional gracias a la ocupación de una franja de seguridad al norte del Danubio. Gradualmente, para desinflar la gran presión demográfica de éstos pueblos, se comienzan a admitir bárbaros como colonos y soldados, medida que fue prontamente abandonada tras una revuelta por parte de estos en Ravena. Donde los bárbaros que abandonaron su asentamiento comenzaron a dedicarse al pillaje y los saqueos.
El levantamiento de Avido Casio
Mientras Marco Aurelio se encontraba luchando en la guerra contra los bárbaros germanos, este debió de responder a un peligro que furiosamente se estaba desencadenando en Oriente. Avido Casio, uno de los mejores generales de Roma -cuya experiencia militar fue fundamental en la guerra contra Partia– y «virrey» de los territorios de Oriente, tras un rumor que indicaba que Marco Aurelio había caído muerto en tierras germanas, provocó una revuelta en Egipto al autoproclamarse como el nuevo emperador del Imperio -muchos recuentos dicen que muy posiblemente en confabulación con la esposa de Marco Aurelio, ya que se sospecha eran amantes-.
Es así que dejando a un lado la reorganización de la frontera Septentrional y dirigiéndose en persona a Oriente para enfrentar al general rebelde, Marco Aurelio parte rápidamente a contrarrestar la situación. Sin embargo, esto mostró no haber sido una amenaza tan grande como se creyó en un principio, ya que Avido Casio fue prontamente asesinado por un oficial leal al emperador y, de esta manera, terminada la sublevación antes de que incluso comience realmente. Marco Aurelio no desaprovechó su visita y se dedicó a organizar los territorios orientales adquiridos recientemente por Roma tras la guerra con los partos así como también los territorios históricos del Imperio Romano en la región. Principalmente se enfocó en una profunda reorganización de Atenas.
177 a 180 Los nuevos enfrentamientos y la muerte de Marco Aurelio
Debiendo enfrentar un nuevo conflicto con los Germanos producto del quebrantamiento de la paz general firmada en el 175, Marco Aurelio debe abandonar su viaje por Oriente y dedicarse a proteger la frontera norte. Con su salud debilitada decide llamar a su hijo Comodo a su lado, quien estaba declarado como su futuro sucesor. En un principio la guerra marchaba dentro del todo bien, tan bien que el fin de la amenaza bárbara estaba por alcanzarse. Marco Aurelio tenía a estos literalmente sometidos y arrinconados. Pero fue, según se cree, la misma peste antonina que trajo el ejército Romano de la guerra contra Partia en el 166, la que acometió contra la vida Marco Aurelio un 17 de Marzo del 180 en la ciudad Viena. Los restos de Marco Aurelio fueron llevados al impresionante Castillo De San Angelo.
Más allá de los resultados iniciales, la guerra estaba lejos de finalizar. Según se estima era necesario más de un año de guerra para concretar las intenciones de Marco Aurelio y finalmente reducir definitivamente a los germanos bajo control total y provincial romano. Es decir, convertir a los territorios germanos más allá del Danubio y el Rin en fronteras.
Comodo, de 16 años, sin experiencia y deseoso de lujos y pompa, llega a un acuerdo de apuro con los Germanos. Un grave error que les daría una oportunidad única de revitalizarse.