Los rostros de los romanos
Por lo general cuando hablamos de las figuras de gran importancia tanto de la República como del Imperio romano imaginamos los rostros de dichas personas a través de la gran variedad de estatuas y bustos en su honor que aún conservamos. No obstante, y si bien muchas de las mismas fueron creadas verdaderamente tras la persona que honraban, muchas otras fueron creadas décadas e incluso siglos después de la muerte de dicha figura.
Tomemos como ejemplo a Julio César. Si bien existen infinidad de estatuas y bustos del mismo, solamente dos de estas son contemporáneas a su vida. Estas obras son el César de Chiaramonti, la cual refleja a un César adulto, y el busto de Tusculum la cual refleja a un César en su mediana edad cercano a sus años finales. En efecto, si nos guiásemos por cualquier otro busto o estatua de este histórico cónsul y general romano, figura clave del final de la República, simplemente estaríamos viendo una representación artística de la visión del escultor encargado de crear la obra.
Nota: existe un posible tercer busto contemporáneo a César. El busto de Arles, descubierto por un grupo de buzos en el año 2007 que se encontraban explorando el lecho del Ródano. No obstante, el período del mismo y la figura histórica que representa aún es un fuerte tópico de debate entre los arqueólogos.
El rostro de los emperadores en las monedas
Dicho todo lo anterior, y no obstante, existe una fuente de imágenes contemporáneas a todos los líderes de la época imperial romana: las monedas. En efecto, gracias a las monedas romanas, de las cuales por regla general puede precisarse el año de acuñado de manera precisa, podemos tener una clara idea de la apariencia física del emperador.
A continuación veremos a dichos emperadores reflejados en las caras de las monedas de sus respectivos reinados y divididos por dinastía.
Dinastía Julio-Claudia (27 a. C. al 68 d. C.)
La primera dinastía imperial romana, y por ende considerada como la dinastía fundacional del Imperio romano. Duración 95 años.
Año de los cuatro emperadores (69 d. C.)
Año en el cual varios emperadores se sucedieron unos a otros. Caracterizado por ser la primera gran crisis imperial.
Dinastía Flavia (69 d. C. al 96 d. C.)
Si bien la más corta de las buenas dinastías imperiales, la misma dejó su marca en la historia dando algunos de los emperadores romanos más reconocidos. Duración 27 años.
Nota: Vespasiano se repite porque fue parte tanto del Año de los cuatro emperadores como de la dinastía Flavia.
Las dinastías imperiales: para una descripción en mayor detalle de cada dinastía puedes consultar el siguiente artículo: Las dinastías de emperadores romanos.
Dinastía Antonina (96 d. C. al 192 d. C.)
La más longeva de las dinastías imperiales romanas y la dinastía que puso fin al ciclo de los denominados Emperadores buenos con la muerte de Marco Aurelio. Duración 96 años.
En la imagen se obvia a Lucio Vero, co-emperador junto a Marco Aurelio.
Año de los cinco emperadores (193 d. C.)
Pertinax y Didio Juliano no formaron dinastías propias, ya que ambos fueron asesinados en el año 193 al poco tiempo de haber asumido. Año signado por un conjunto de pujas de poder y guerras civiles en toda Roma y sus provincias.
Dinastía Severa (193 d. C. al 235 d. C.)
La dinastía Severa tuvo una duración de 42 años. No obstante, podemos considerarla de una duración de 41 años si descontamos los meses de reinado de Macrino.
Nota: entre los reinados de Caracalla y Geta reinó Macrino, prefecto de la Guardia pretoriana quien participó en el asesinato de Caracalla. No obstante, y si bien el mismo se encuentra en medio de esta dinastía, no es considerado como parte de la misma. Razón por la cual lo hemos separado.
Año de los seis emperadores (238 d. C.)
Con el Año de los seis emperadores se desata la Crisis del tercer siglo. Un período caótico y frenético del imperio romano en el cual los emperadores duraban solamente meses en el poder.
Dinastía Gordiana (238 d. C. al 244 d. C.)
Dentro período denominado como el Año de los seis emperadores tiene origen la dinastía Gordiana. La misma estaba compuesta por Gordiano I, Gordiano II y Gordiano III, quien logra sobrevivir y gobernar hasta el año 244.
Duración 6 años.
Los emperadores del tercer siglo
Tras el Año de los seis emperadores prácticamente no se forman grandes dinastías, ya que los emperadores son asesinados o depuestos con mucha regularidad. Podemos, sin embargo, hallar tres pequeñas dinastías: la dinastía de Decio, conformada por Decio y Hostiliano; la dinastía de Valeriano, conformada por Valeriano y Galieno; y la dinastía de Carano o Caro, conformada por Caro y Carino.
El Imperio romano tardío
Emperadores de la Tetrarquía
La Tetrarquía comienza formalmente con Diocleciano en el año 293 d. C. en un intento por dividir al Imperio romano en cuatro regiones denominadas diócesis gobernadas por un emperador que tomaba el título de César o Augusto. Existieron seis tetrarquías entre los años 293 y 324, y una de las características principales de estas fue el hecho de que las mismas sufrían constantemente de la acción de usurpadores que tomaban el poder a la fuerza.
Para más información sobre las seis tetrarquías y su división ir al artículo sobre: Las dinastías de los emperadores romanos.
Recuerda que puedes obtener mayor información sobre las dinastías imperiales en el siguiente artículo: Las dinastías de emperadores romanos.
Dinastía Constantiniana (305 d. C. al 363 d. C.)
La dinastía Constantiniana tuvo su origen dentro del período de las tetrarquías y hace referencia a un grupo de emperadores. La misma, sin embargo, se extendió más allá del período de las tetrarquías terminando en el año 363 d.C.
Dinastía Valentiniana (364 d.C. al 392 d.C.)
Una de las primeras dinastías en dividirse claramente entre emperadores de Occidente y emperadores de Oriente.
Dinastía Teodosiana (379 d.C. al 457 d.C.)
La última dinastía del Imperio romano de Occidente.
Los últimos emperadores de Occidente (455 d.C. al 476 d.C.)
Notaremos como luego de la Crisis del Tercer Siglo, y la subsecuente degradación de la sociedad romana, la calidad con la que cada nuevo emperador era representado en las caras de las monedas disminuía considerablemente con el pasar de las décadas. Al punto que los últimos emperadores aparentan ser simples garabatos. Esto se debió principalmente a una pérdida tanto de talento humano como de la capacidad técnica necesaria para acuñar monedas de manera fiable y precisa.