Características de las vírgenes vestales

Las vírgenes vestales contaban con una extensa cantidad de privilegios. No obstante, si llegaban a romper sus votos de castidad, su castigo era severo.

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Vestimenta y apariencia

Pintura de las vírgenes vestales.
Vírgenes vestales, por Simeon Solomon.

La vestimenta de una vestal también reflejaba su rango elevado en la sociedad y a la vez su pureza y castidad. Las túnicas que utilizaban eran del más fino lino de color blanco y estaban adornadas con una orla de púrpura. En la imagen siguiente podemos ver un muy buen gráfico de dos vírgenes donde apreciamos claramente los detalles en púrpura de las orlas de su túnica. Dentro de los distintivos que llevaban encontramos uno de suma importancia, la vitta. Esta especie de tiara era comúnmente utilizada como adorno por las mujeres pero en el caso de las vestales identificaba su posición sagrada en la sociedad. Es por esto que lo primero que se le hacía a una Vestal que rompía sus votos era el despojarla de esta vitta.

Cantidad de vestales

El número de vestales se fue incrementando a lo largo del tiempo. En un principio fueron dos, luego cuatro y posteriormente seis vírgenes -Aunque hay recuentos de que hacia el final de los tiempos paganos una séptima virgen fue incluida-. Así mismo como toda hermandad siempre hay una persona que oficia de líder y representante.

Elección

Como podemos leer en el artículo principal de las vestales, Plutarco nos informa que fue el rey Numa Pompilio quien eligió a las primeras vestales. No obstante, durante la República

Quizá esto fuera lo que posteriormente se convirtiera en tradición, en la época de la República, cuando a la joven niña se la lleve de la mano hacia el templo. Por otra parte en la República la elección estaba completamente bajo criterio del Pontifex Maximus. La elección se hacía entre niñas de 6 a 10 años en perfecta condición física, y cuyos padres vivieran en Italia. Si bien en un principio sólo se seleccionaban niñas de la aristocracia, posteriormente en el tiempo se comenzarían a seleccionar niñas de los ciudadanos cuyas ocupaciones laborales fueran decentes y honradas. La selección -o capere en Latín- tenía lugar cuando se abría una vacante en la orden.

El Pontifex Maximus seleccionaría de entre 20 niñas a una a la que le diría «Te tomo, amada» y la guiaría de la mano hacia su nueva morada. Cabe aclarar que la selección de entre 20 niñas tenía lugar sólo si antes no se presentaba una familia extremadamente prestigiosa ofreciendo a su hija como vestal. Sabemos que se tomaba a la niña a pesar de que la familia de esta se opusiera a darla.

Pero el que una familia aristocrática presentara voluntariamente a su hija se hizo cada vez menos frecuente y comenzaban a poner todas sus influencias políticas en marcha para evitar que alguna de las jóvenes niñas de la familia fuera elegida. Tenemos un relato de la situación gracias a Suetonio quien en la biografía de Augusto -Octavio- nos da el siguiente dice:

Fotografía de las estatuas de las vírgenes vestales.
Estatuas de las vírgenes vestales en el Foro Romano.

Incrementó el número y la importancia de los sacerdotes, así como también sus privilegios. En particular aquellos de las Vírgenes Vestales. Por otra parte, hubo una ocasión en la que se debía elegir una Vestal para ocupar el lugar de otra que había fallecido, y muchos utilizaron todas sus influencias para evitar enviar a sus hijas a correr la oportunidad de ser seleccionadas. El (refiriéndose a Augusto) solemnemente juró que si cualquiera de sus nietas contara con la edad necesaria para ser elegible, el mismo la hubiera propuesto.

Los Doce Césares – Augusto. Por Suetonio.

Servicio y obligaciones

Las Vestales servían por 30 años. De estos 30 años 10 eran como estudiante -Discipula en Latín-, donde aprendían multitud de significados religiosos y como cumplir sus tareas en el templo; los siguientes 10 en servicio, donde cuidaban la llama y se acometían a contribuir en ceremonias de importancias -entre ellas la Vestalia-; y los siguientes y últimos 10 años como maestras de las jóvenes discípulas. Pasados estos 30 años de servicio podían dejar el templo y casarse si así lo deseaban. Sin embargo la gran mayoría decidía quedarse en el luego de pasado su servicio dado que allí podían vivir bajo un gran lujo y comodidad.
Servicio y obligaciones

Pintura de las vestales atendiendo sus rituales.
Pintura de las vestales alimentando el fuego sagrado de Roma.

Castigo por romper los votos

Numa Pompilio fue el primero en delinear que debía hacerse cuando una Vestal rompiera sus votos. Si bien las Vestales que cumplían sus funciones eran tratadas con la mayor admiración y amabilidad, las Vestales que rompían sus votos eran castigadas cruelmente. Con Pompilio se establece que el crimen debía ser pagado con la lapidación.

Pero un rey posterior, Tarquino, impondría un castigo tan cruel y severo que incluso haría temblar el sólo hecho de pensar recibirlo. Este constaba en que si se encontraba a una vestal culpable de romper sus votos el castigo procedería primeramente con el despojo de la vitta y demás insignias de prestigio y religiosidad de las vestimentas de la sacerdotisa. Posteriormente se la maniataría y pondría en un sudario como si fuera un cadaver.

Una vez preparada se la colocaría en una litera con la cual se exhibiría en una procesión por el Foro, tal cual como si fuera un funeral normal. Pero lo macabro del castigo llegaría cuando al llegar al Campus Sceleratus el Pontifex Maximus levantara sus brazos y tras una secreta plegaria una lápida en el piso se abriría y se ubicaría a la Vestal frente a una escalera por la que se la obligaría a descender.

La cripta sería cerrada y tapada con tierra. La vestal encontraría una muerte lenta y tortuosa enterrada viva. Para prolongar este sufrimiento agua y comida sería dejada en la cripta. Entre otros métodos de castigo también se encontraba el de latigar a la mujer hasta provocarle la muerte. Este castigo en particular se realizaba antiguamente en el Forum Boarium, el Foro más antiguo de toda Roma.

Si bien los castigos eran brutales muy pocas veces fueron aplicados. En más de mil años sólo se conoce de 22 Vestales castigadas por romper sus votos. Se podría deducir que el terror de tal castigo era suficiente razón para no romper sus votos. Pero más allá de esto el motivo más fuerte era la excelente vida en la opulencia y la comodidad que éstas mujeres llevaban. Muy pocas se arriesgarían a perder los beneficios de ser una Vestal.