Los dioses olímpicos
Ares es uno de los Doce Olímpicos. Las diosas y dioses griegos de mayor importancia y poder en la mitología grecorromana.
Artículo principal sobre Los dioses Olímpicos, los dioses griegos más poderosos.
Ares, el dios de la guerra
En la mitología griega el dios Ares (Marte para los romanos) era el dios de la guerra. No obstante, debemos comprender que Ares no era el dios de la guerra en general, ya que Atenea, la diosa de la sabiduría, también era una diosa marcial. Para los griegos Ares representaba aspecto violento y salvaje necesario para ganar una batalla, mientras que Atenea representaba la estrategia y la guerra justa (por ejemplo ir a la guerra para salvar de su destrucción a otra polis siendo invadida).
El hecho que Ares fuera violento no lo hacia tan popular como otros dioses entre las polis de Grecia; algo que se repetía en el Olimpo, ya que la violencia y salvajismo que Ares demostraba en batalla llevaba a que incluso sus propios padres, Zeus y Hera se horroricen con algunos de sus actos. Podemos observar una dinámica muy interesante entre Atenea (la guerra justa y la estrategia) y Ares (la violencia y el salvajismo) en los eventos de la Guerra de Troya; cuando Atenea, ofendida por las acciones de Ares en el campo de batalla, y a pesar de estar ambos en el mismo bando, redirige una flecha (un lanza en ciertas versiones) disparada por un mortal logrando herir al dios marcial quien prontamente va a protestar ante Zeus. Este evento es una clara metáfora por parte de Homero sobre el choque que existe entre la justicia y la violencia en una guerra.
El mito de Ares es de origen tracio, y podemos ver en el hecho de que el mismo no era reflejado en muchas de las historias de la mitología griega, y cuando aparecía era generalmente humillado, cómo los griegos despreciaban su violencia desmedida. A pesar de lo anterior, puede observarse un culto a Ares presente en las ciudades de carácter marcial como Esparta y Macedonia. Son ya famosos los rituales relatados por Plutarco que Alejandro Magno brindaba en honor al dios de la guerra.
Ares tuvo además un rol de importancia en el mito fundacional tebano (como el progenitor del dragón acuático que mata Cadmo).
Esta deidad marcial poseía varias estatuas y templos en su honor por toda Grecia. Desde una estatua en la cual era representado encadenado en Esparta, la cual podía reflejar tanto el mito de las Alóadas donde los gigantes Otos y Efialtes lo encadenaron durante un año lunar para luego ser rescatado por Hermes, o una alegoría al carácter permanente del espíritu guerrero de Esparta. Así mismo poseía un imponente templo que llegó a impactar Pausanias en el Ágora de Atenas como Marte ya bajo la época del dominio romano; en la Acrópolis de Atenas encontramos el Areópago o colina de Ares. Ares también poseía altares y templos en su honor en Olimpia, Tegea y Gerontras.
Marte
Este aspecto de violencia extrema e incontenible cambia con los romanos y Marte; ya que los romanos consideraban a Marte como un dios que englobaba todos los aspectos marciales de la guerra y no sólo la violencia en la batalla. En efecto, los romanos veían a Marte como el padre del pueblo romano, y por ende era reflejado como un dios más calmo y menos agresivo, capaz de luchar violentamente en el campo de batalla pero a la vez ser estratega y capaz de mostrar clemencia.
Si bien con el tiempo el sincretismo llevó a que Marte se una con Ares, en realidad el culto a Marte es muy antiguo. Originalmente llamado Mavorte, Marte era además de dios de la guerra el dios de la vegetación. Los romanos lo tienen por fundador de su pueblo, pues, según dicta el mito fundacional de roma es padre de Rómulo y Remo.
Ares y Afrodita
Una de las características más desarrolladas y populares en la mitología grecorromana alrededor de Ares es su amorío con Afrodita, la diosa más bella. Debido a la belleza de la diosa muchos dioses comenzaron a luchar entre ellos por su corazón. Zeus, con el fin de evitar un conflicto entre los dioses del Olimpo, y a su vez temiendo que la cautivadora belleza de la diosa terminase causando una guerra celestial, obliga a la diosa del amor a contraer matrimonio con Hefesto, un dios deforme, antisocial y extremadamente feo; pensando que de esta manera lograría calmar las rivalidades entre los dioses. Afrodita ve este mandato como un castigo hacia su persona, ya que ella sentía repulsión por el deforme dios de la fragua.
Negándose a compartir su vida con Hefesto, Afrodita tuvo varios amoríos con otros seres tanto mortales como divinos. No obstante, fue con Ares con quien tuvo su amorío más pasional e intenso. La relación entre la diosa del amor y el dios de la guerra no era un secreto entre los dioses del panteón. En efecto, incluso el mismo Hefesto sospechaba de esta relación amorosa a escondidas, razón por la cual, utilizando su habilidad para la creación, diseñó varias trampas para atraparlos en el acto entre las que se encontraba una red invisible.
La relación entre Ares y Afrodita fue especialmente popular entre los artistas renacentistas y de la modernidad, razón por la cual es normal verlos reflejados en la gran mayoría del arte de dichos periodos acerca de estas deidades.
La guerra de Troya
Entre los mitos en los cuales Ares tiene un rol importante a lo largo de la historia hallamos el de la Guerra de Troya según la relata la Ilíada. En este conflicto el dios marcial se une en primer lugar al bando de los troyanos asistiendo al héroe Hector, ya que es el bando escogido primeramente por Afrodita, para luego cambiarse de bando en en el transcurso de la guerra al asistir a los aqueos (griegos) liderados por el rey Agamenón y el héroe Aquiles.
Los hijos de Ares
Uno de los aspectos más interesantes en la mitología griega es ver las metáforas que existen en la misma, y esto es algo que puede observarse en la descendencia de Ares. Por ejemplo, Afrodita, el amor, y Ares, la batalla, tienen como hijo a Eros (Cúpido para los romanos) el dios de conquista amorosa. Con la ninfa Armonía, una ninfa amante de la paz, Ares tiene a las Amazonas; un grupo de mujeres guerreras que son el equilibrio entre el control y el estoicismo con la aptitud marcial y el combate.
Así mismo, muchos de los hijos de Ares, como por ejemplo el rey Tereo, o Deimos, la personificación del terror, y Fobos, la personificación del pánico, heredaron algunas de las características más desagradables de su padre.
Epítetos y símbolos de Ares
Símbolos
Lo símbolos de Ares eran todos de carácter marcial. Su cabellera era anástole (algo común entre los guerreros de Grecia) , poseía un carruaje con una antorcha encendida tirado por cuatro caballos con bridas de oro, una armadura de bronce, una lanza larga de guerra, un casco con cresta roja al estilo dórico y una espada.
Entre sus animales se encuentran el perro de guerra, el carnero de la lana dorada (Ares tuvo un rol importante en el mito del vellocino de oro), el buitre el pájaro carpintero y el Ornithes Areioi, una bandada de pájaros con plumas que lanzaban dardos a los enemigos.
Epítetos
- Afrodisíakos – encantado por Afrodita.
- Teikhesiplêtês – asaltante de murallas
- Androfontes – asesino de hombres.
- Miaiphonos – la voz de los hombres
- Brotoloigos – destructor de hombres.
- Maleros – hechicero
- Enyálios – héroe guerrero
- Teritas – apaciguado
Himnos
Ares poseía varios himnos en su honor cantados por las tropas griegas antes de las batallas.
Himno homérico VIII a Ares (siglo VII a.C.)
«Ares, con la descomunal fuerza, jinete de carros, de escudo dorado, corazón de hazañas, portador de escudos, salvador de ciudades, armado en bronce, de brazos fuertes, incansable, poderoso con la lanza. ¡Oh defensor del Olimpo! Padre de guerrero de la Victoria, aliado de Temis, severo gobernador de los rebeldes, líder de hombres justos, rey de la virilidad, que gira tu esfera ardiente entre los planetas en sus siete caminos a través del éter donde tus corceles ardientes te sostienen por encima del tercer firmamento del cielo. ¡Escúchame, ayudante de hombres, dador de un joven intrépido! Arroja un rayo bondadoso desde arriba sobre mi vida y la fuerza de la guerra, para poder alejar la cobardía amarga de mi cabeza y aplastar los engañosos impulsos de mi alma, refrena también la furia aguda de mi corazón, que me induce a pisar los caminos de las luchas que cuajan la sangre. ¡Oh, bendito! Dadme la audacia de acatar las inofensivas leyes de la paz, evitando los conflictos y el odio y los demonios violentos de la muerte»
También encontramos otros himnos como el Himno órfico LXV a Ares (siglo III a.C.)
Cuadro del dios Ares
Nombre romano: Marte
Presidía sobre: era el dios de la guerra. A diferencia de Atenea que representaba la guerra justa, Ares representaba la agresión física y violenta que era necesaria para ganar una guerra. Si bien los romanos también consideraban a Marte como el dios de la guerra, el hecho de que Marte era también uno de los padres del pueblo romano, hacia que estos lo consideren menos violento y más estratégico en su accionar.
Padre: Zeus
Madre: Hera
Hermanos: Artemisa, Apolo, Éaco, Angelos, Afrodita, Atenea, Dionisio, las Horas, las Gracias, las Muses, Ilitía, Ersa, Enio, Eris, Hebe, Pandia, Perséfone, Hefesto, Heracles, Hermes, Helena de Troya,Minos, Perseo, Radamantis, Litaí, las Moiras.
Hijos: Erotes, Eros, Anteros, Fobos, Deimos, Flegias, Harmonía, Enialo, Trax, Enómao, las Amazonas, Adrestia, los romanos (los romanos se consideraban a si mismos como descendientes directos de Marte)
Símbolos: la lanza, la carroza de batalla, la antorcha en llamas, el casco cresta roja de guerra dórico, la armadura de bronce y la espada.
Animal sagrado: el perro de guerra, el buitre, el pájaro carpintero y los Ornithes Areioi.
Detalles: Ares era tan violento y salvaje en batalla que muchos lo odiaban, incluidos su propio padre y madre (según Homero).
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